En la plaza de San Antonio de nuestra pequeña isla hay una buganvilla. Y, cualquiera que acabe de leer la frase anterior dirá: “Joé, pos no hay buganvillas por tós laos... er gachó este parece que no ha visto ninguna en su vida...”
Pues no, no conozco ninguna igual. Como esta, no. Porque no es como cualquier otra, y todo el que vive en nuestra tierra desde hace suficientes años inevitablemente la ama.
Porque nos acompañaba en nuestra infancia y en nuestros juegos, junto al puestecito de Dolores, donde, con dos gordas de pipas o de algarrobas ya teníamos para echar la tarde.
Y en nuestra adolescencia sonreía complaciente, gozando con nuestros primeros amores de piel de acné, y hasta es posible que se emocionara con los besos furtivos robados a nuestra primera amante.
Acompañó nuestros pasos cuando nos miraba pasar con el blanco de Corpus de nuestras madres, blanco de los zapatos al cuello, blancas también nuestras almas.
sábado, 2 de agosto de 2008
LA BUGANVILLA
En la plaza de San Antonio de nuestra pequeña isla hay una buganvilla. Y, cualquiera que acabe de leer la frase anterior dirá: “Joé, pos no hay buganvillas por tós laos... er gachó este parece que no ha visto ninguna en su vida...”
Pues no, no conozco ninguna igual. Como esta, no. Porque no es como cualquier otra, y todo el que vive en nuestra tierra desde hace suficientes años inevitablemente la ama.
Porque nos acompañaba en nuestra infancia y en nuestros juegos, junto al puestecito de Dolores, donde, con dos gordas de pipas o de algarrobas ya teníamos para echar la tarde.
Y en nuestra adolescencia sonreía complaciente, gozando con nuestros primeros amores de piel de acné, y hasta es posible que se emocionara con los besos furtivos robados a nuestra primera amante.
Acompañó nuestros pasos cuando nos miraba pasar con el blanco de Corpus de nuestras madres, blanco de los zapatos al cuello, blancas también nuestras almas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)




1 comentario:
Maravillosa Buganvilla que nace desde los mismos cimientos de una casa que tendrá dos siglos de existencia (San Antonio, nº 5) y se asoma por una ventana. Han intentado secarla en varias ocasiones (desviemos la mirada hacia el bar). En una ocasión hablé con los jardineros municipales porque le arrojaron herbicida y estuvo a punto de secarse. (Con los "jardineros"de ahora, de Florentino Pérez es imposible hablar) Hace unos tres años la decapitaron por completo y le costó mucho remontar. Es necesario y urgente que sea catalogada por el Ayuntamiento de Cádiz como ese elemento singular de la ciudad que es. Siempre que llegan amigos a Cádiz, los llevo a contemplar la espectacular buganvilla de la Plaza de San Antonio. No recuerdo ahora el nombre del pintor de san Fernando que la inmortalizó en un bellísimo lienzo. Esta buganvilla forma parte de las singularidades de Cádiz, y es tan importante, o más, que los cuadros de Zuloaga de la pinacoteca del museo. Purificación González de la Blanca
Publicar un comentario