martes, 26 de mayo de 2009



No.

No huiré de mi dolor.
Quiero sembrarlo en los surcos abiertos de mi piel,
hasta que mis lágrimas, en ríos presurosos,
puedan despertar las escondidas semillas de mi alma.

Y sólo cuando los tiernos brotes sean fuertes a los vientos,
podrá, la fuerza fecundante de su esencia,
terminada su labor, dura pero santa,
resumirse en el descanso oscuro del olvido.

No otra cosa hace la pequeña semilla germinada
cuando en dolor y en esfuerzo
abre en dos la piel dura de la tierra
para abrazar libre el espacio del aire y del sol.

Como la dulce ostra, que no rechaza su dolor,
y cubre al intruso con lo mejor de su ser
hasta hacerlo perla de su dolor
y dar su belleza al amante afortunado.

Como la tierna luna, delicada y serena,
que esconde su belleza humilde
en los cegadores rayos de su padre celeste,
mas feliz alumbra las dolorosas horas.

Así seré, en mi dolor, mi maestro.
Humilde aceptaré su amoroso abrazo
en la feliz confianza serena
de su ánimo purificador y glorioso.

viernes, 22 de mayo de 2009

CALLES DE CÁDIZ

From CADIZ

martes, 19 de mayo de 2009

FACUNDO CABRAL


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domingo, 17 de mayo de 2009

MI QUERIDO HERMANO



Siempre escuché de pequeño aquello que decían los curas: "Los caminos del
Señor son inescrutables". Tuve que buscar qué decía el diccionario de esa
palabreja, que viene a significar algo así como que no se puede saber como va a ser el camino de antemano, o que puede parecer a primera vista un camino extraño y aún equivocado. Pero hete aquí que, si seguimos el camino que nos manda nuestro Señor (nuestro Yo), aún creyéndolo extraño y doloroso, aún sintiendo que es raro que por ahí se vaya a algún sitio bueno, con lo duro que es andar por él, es seguro que es el camino que debemos andar, pese a lo que pese. Es nuestro camino, el nuestro, el nuestro en particular. A otros les puede
parecer una majadería o algo sin sentido. Pero si para nosotros lo tiene,
porque nos lo dice nuestra Voz Interior, es preciso recorrerlo, de la manera
que sea, y piensen los demás lo que se les ocurra.

Así pues, hace poco tu camino tomó un nuevo rumbo, y la vida te ofreció la
oportunidad de muchas cosas, creyendo que perdías otras. La oportunidad de
encontrarte contigo mismo (lo cual todos evitamos), la oportunidad de
extraer sabiduría de tu dolor, la oportunidad de ser más libre, de ser más
"tú mismo". Y debes saber que no a todo el mundo le pone Dios en
situación de aprender de golpe tantas cosas. El dolor y la superación son
solo para los elegidos. Para los que saben sacar oro de donde parece que
solo hay barro, de los que saben superar el terror, de los que, como Dantès, están dispuestos a todo por conseguir su libertad y su "tesoro", aún pasando por encima de la misma muerte.

Hay una frase de Bertuccio, en El Conde de Montecristo, evidentemente iniciática, que dice así, no se si la recuerdas. A mí me dio mucho que pensar:

"Así que, prefiriendo mil veces la muerte antes que una detención, hice
cosas asombrosas, que una vez más me dieron la prueba de que el excesivo
cuidado que damos al cuerpo es casi el único obstáculo para lograr los
objetivos que precisan una rápida decisión y una ejecución enérgica y
decidida. En efecto, una vez que uno ha hecho el sacrificio de su vida, no
es igual que los demás hombres, o mejor dicho los demás hombres no son
iguales que uno, y quienquiera que toma esa resolución siente en el instante
mismo que sus fuerzas se multiplican y su horizonte se ensancha"

Duro, ¿verdad? Pero totalmente cierta…

Y las cosas que me cuentas no son confusas, ni mucho menos, absurdas. Son reales, pero sólo para los que como tú o como yo o como algunos otros, han vivido y viven. Estas cosas son las que de manera real nos llevan a ese mundo
desconocido y misterioso que es nuestro mundo interior, donde reside aquella
fortaleza que es preciso conquistar. O salir de ella, saltando por la torre
al abismo, sin saber siquiera qué nos espera abajo. Desnudo y casi cadáver,
como nuestro Dantés. No te quepa duda de que es el camino del que habla
nuestro lema "Conócete a ti mismo". Pero tampoco te quepa duda de que pocos conocen siquiera su comienzo, ni su dificultad, ni tampoco la dicha de
sentirse en él. Por eso, como el Conde, es necesario ocultarlo a los demás,
cambiar incluso de nombre, y recorrerlo en solitario, humildemente, sin
pregonarlo. Solo los hermanos que están en tu camino te podrán entender. No
esperes que el que no conoce sus tremendos sufrimientos y sus inmensas
dichas pueda entenderte. Pero a mí me lo puedes contar, y estoy seguro que a muchos más que no conocemos pero que transitan por el laberinto que conduce hacia el centro.

Cuando alguien vea todo claro en la vida, ya sabes que no es de tu
"hermandad". Tendrás que tratarlo con cariño y amor, con dedicación y
entrega, pero no esperes comunión con él. Cada uno está en su momento. Lo
que debemos buscar, y encontrar, son a nuestros "hermanos mayores" en este
extraño pero apasionante camino hacia nosotros mismos. No dudo que los hay,
y no dudo que nos ayudarán.

Gracias a ti, hermano. Aunque no lo creas, me enseñas mucho más que yo a ti,
y me recuerdas, como las campanas del Ángelus, quien soy y qué debo hacer.




martes, 12 de mayo de 2009

ESCALAS





La razón transita por los senderos del llano
La razón describe.
El corazón concibe.
La fuerza del río se forja en las alturas
y se desparrama en la llanura.
El fuego se inicia con la chispa
y se extiende a los leños.
La razón da forma a las ideas
El corazón les da su fuerza.
La razón da forma a las alas
El corazón le da fuerzas para volar.

La duda lleva a la certeza.
La certeza lleva a la convicción.
La convicción lleva al entusiasmo.
El entusiasmo lleva al corazón.
Y el corazón lleva a la sabiduría.
La sabiduría lleva a lo divino.
Lo divino nos lleva a nosotros.
y nosotros llevamos al Universo. 


sábado, 9 de mayo de 2009

HOLOGRAMA DE AMORES

Este interesante corto lo he conocido gracias a Bigariato, autor de los blogs
BIGARIATO y BLOG DE LAS CIENCIAS OCULTAS Y LA MITOLOGÍA, a quien desde aquí le agradezco su generoso regalo.


World Builder from Bruce Branit on Vimeo.

jueves, 7 de mayo de 2009

CÁDIZ, CONSTITUCIÓN DE 1812

From CADIZ
Monumento a la Constitución de Cádiz, promulgada en 1812, mientras las tropas napoleónicas asediaban la ciudad.
In memoriam


domingo, 3 de mayo de 2009

SUFRIR



Alguien me dijo cierta vez que procurara hacer lo que menos sufrimiento produjera en la gente que me rodeaba y que me quería, lo que menos daño hiciera. Fue un consejo bienintencionado que mostraba la bondad de corazón de quien venía, persona muy querida por mí. Como tal lo tomé, pues, en consideración. 

Pero no tardó mucho en acudir a mi presencia el alma de Nietsche, quien me proponía constantemente su dilema. ¿Es mejor ayudar permanentemente al que, al borde de un fangal, siempre está en la tesitura de caer o no caer, al que parece que disfruta con esa situación de inestabilidad, sin ser capaz de decidir apartarse de él para siempre, y así evitar la caída inevitable algún día? ¿No es mejor empujarle, y, ya dentro del cieno nauseabundo, tomará conciencia de que no es el mejor lugar para vivir, saldrá con su propio esfuerzo y sufrimiento, y nunca jamás volverá a acercarse a tal sitio? 

       Probablemente así le evitaríamos largas jornadas de padecimiento en la que no haría otra cosa que lamentarse de lo cerca que está siempre de la ciénaga, del mal olor que hace allí, y de que nadie se ocupa de llevarlo a un lugar más adecuado para vivir.
       
       ¿Sería, en tal situación, el empujarle, hacerle sufrir? 
       
       ¿Hacemos sufrir a los amigos del alma cuando le señalamos sus errores o sus malos actos, sus actos innobles, sus desvergüenzas? Probablemente sí, pero de ese sufrimiento es posible que nazca una nueva actitud ante las situaciones más elevada, más noble y más humana. Y si ello no es así, no caerá sobre nosotros la culpa. Sí que caerá sobre nuestras espaldas el pecado de omisión si ocultamos, disimulamos o permitimos a nuestro amigo un comportamiento deshonroso, sin hacerle manifiesto nuestro desacuerdo y repulsa.
       
       Y si no reacciona, como dijo Nietsche, y como es jugada habitual en el rugby,... patada a seguir... y a la charca, a que le piquen los mosquitos...
       
       Porque, ¿qué es sufrir? El verdadero sufrimiento de un hombre o una mujer auténticos inspiran temor y respeto, como cuando se besa en un entierro a una viuda joven que amaba a su marido.
       
       Pero un niño llora y sufre porque su papá no le compra el juguete que quiere... o porque no le lleva de paseo donde él quiere... Y, lamentablemente, muchas veces nos comportamos como niños, e incluso algunos lo somos permanentemente.
       
       ¿Y qué hacer con el niño que tiene un capricho, que vemos que sufre porque no se lo damos, que patalea, que berrea, que llora, que sufre? Pues... no sé... a cada uno se le ocurre una cosa diferente, desde hacerse el sordo hasta darle una buena catea. Desde luego, lo más fácil y con lo que más rápidamente se tranquiliza, y el padre o la madre también, es comprarle el jueguecito. Pero esto sólo es la solución a cortísimo plazo, porque con seguridad potenciará sus caprichos, y al final vendrá la catea.
       
       ¿Y a los “adultos” que se quedaron en la niñez? ¿Qué hacemos con ellos?
       
       Todos conocemos más o menos a algunos adolescentes, e incluso algunos los sufrimos. Y el adolescente contradice permanentemente a sus padres, profesores o tutores, a quienes achacan todas sus desgracias, su mala vida, sus defectos y en ellos hacen recaer las culpas de su amargura e infelicidad. Afirmación de la personalidad, dicen los entendidos...
       
       A poco que el padre o la madre no conozcan el paño, o no tengan la inteligencia y el tacto suficiente, su trato puede ser infernal. Tratar a un adolescente como a un adulto es la cosa más necia que se puede intentar, y además es injusto, porque a un perro hay que tratarlo como a un perro, y a un caballo como caballo. A un adolescente hay que tratarlo como tal, pero antes es preciso conocer su situación, su desenvolvimiento y sus dificultades.
       
       Como en el caso de las vírgenes, la cosa tiene que ir poco a poco, naturalmente. Con mucho cariño y ternura, con mucho tacto y habilidad.
       
       ¿Pero que hacemos con los “adultos” que se quedaron en la adolescencia? Este caso es muchísimo más lamentable y difícil de tratar porque el “adulto adolescente” tiene el enorme problema de que se cree adulto, sin serlo. Obra como adolescente en cualquier situación, pero exige la consideración y el trato de adulto, lo cual, por supuesto, no se le puede dar, al igual que en el caso del adolescente, pero no puede soportar ser tratado como lo que es en realidad.
       
       Así que se plantea el dilema tan gracioso que repetía a menudo mi amigo Antonio:
       
       “¿Qué hago ahora, le digo algo o dejo que se muera tonto?”
       
       A veces la tentación es dejar que se muera tonto, porque sabes de la inutilidad de decir algo que no va a ser entendido, y mucho menos puesto en práctica. Porque el problema del adulto adolescente, o niño, es que su personalidad está ya cristalizada, y en gran medida, inalterable.
       
       ¿Qué hacer entonces? Pues... no sé... aunque creo que sólo hay una actitud noble y libre de peligros. El ejemplo.