miércoles, 29 de diciembre de 2010

MISTERIO



Amo el misterio,
vivo el misterio.
Amo lo que no veo,
amo lo que no comprendo.

Lo que está lejos,
lo que está difuso,
Lo que sospecho
pero no alcanzo.

Resuenan cuerdas,
como de arpas,
su sonido es lejano
y hermoso.

Miro una brizna
de hierba fresca.
Miro una estrella
blanca y lejana.

Olas que mueven
el mar en calma.
Vientos que agitan
las espumas.

Graznan gaviotas
sobre mi cabeza.
Algo pretenden
decirme.

Miro el sol
ciega mis ojos.
Miro las sombras,
y son del sol.

Misterio…
Misterio…

sábado, 25 de diciembre de 2010

UN REGALO DE NAVIDAD

Hoy he recibido un hermoso regalo de Navidad, y quiero compartirlo con todos vosotros...


martes, 21 de diciembre de 2010

PATRIMONIO MATERIAL E INMATERIAL


Todos hemos recibido con satisfacción la declaración de la Unesco por la que se sumaba el flamenco al patrimonio inmaterial de la humanidad. Bajo mi punto de vista lo merecía de sobra. Y esta declaración me dio que pensar sobre los patrimonios materiales e inmateriales.

He visto que, entre muchos otros, son patrimonio material de la humanidad la Acrópolis de Atenas y la catedral de Notre Dame, en París. Me parece fantástico que asumamos estas construcciones como patrimonio de todos los seres humanos, porque así estarán protegidas de las posibles amenazas de desaparición esos lugares y construcciones que encierran un gran legado de la historia y la civilización humana.

Las que no he encontrado en el listado del patrimonio inmaterial de la humanidad han sido la filosofía, la religión y la mitología griega, sin las cuales difícilmente el Partenón y otros templos y construcciones hubieran sido construidos, ni tampoco los Templarios ni la alquimia medieval, raíces, aunque a veces discutidas, de las excelsas construcciones góticas.

Hay muchos otros casos en los que se declaran patrimonios materiales a proteger pero no se declaran así aquellos elementos culturales y civilizatorios que les dieron origen, sin los cuales los primeros no existirían.

Como amante de la humanidad y beneficiario de su rica herencia creo que sería justo proteger los orígenes del patrimonio, en muchos casos igualmente en peligro de desaparición. Como filósofo y amante del arte creo necesario que se declare patrimonio inmaterial y dignas de protección a herencias como las siguientes, hoy en peligro de desaparición:

- La filosofía, la religión y la mitología griega
- La enseñanzas de Confucio
- El valor civilizatorio de los Templarios
- La alquimia medieval
- La religión cristiana
- La civilización romana, sus filósofos y artistas
- El Renacimiento europeo
- La religión y mitología del Egipto faraónico
- La civilización persa
- Las civilizaciones azteca, maya e inca
- La religión y mitología hindú
- La religión musulmana
- La religión judaica
- Y otras muchas que yo podría y usted también, lector, podría añadir.

Cualquiera de ellas me parece de mayor importancia y trascendencia, sin menoscabarlas, que el arte del encaje de aguja de Alençon o La Patum de Verga, por poner solo dos casos.



viernes, 17 de diciembre de 2010

OPINIÓN


Hablando sobre no me acuerdo que asunto, alguien me espetó en cierto momento de la conversación unas palabras que me dieron que pensar:

- Bueno, tengo derecho a opinar ¿no?
- No, no lo tienes, le respondí yo.

Creo que no esperaba tan respuesta, porque su cara se tornó espejo de estupefacción. Negar el derecho a la opinión ¿cómo podría ser?

Ciertamente, le expliqué, yo no tengo derecho a opinar, por ejemplo, sobre la mejor manera de intervenir quirúrgicamente un tumor de páncreas. Mi opinión, con toda seguridad, no tendría ningún valor, simplemente porque desconozco todo lo que concierne a tan delicado asunto. Y de seguro que preferiría que me operara de tal enfermedad, o de cualquier otra, un cirujano experto antes que alguien guiado por una simple opinión sobre el tema.

Algo que resulta tan obvio, tan de sentido común, permanece totalmente oscuro en la actualidad. La opinión ha reemplazado al conocimiento. Y, como la opinión es gratis y el derecho a disponer de ella se ha universalizado y se ha hecho creer a la gente común que vale tanto como el saber, a nadie se le ocurre que, antes de dar una opinión es preciso disponer de una cierta profundidad de conocimientos sobre aquello de lo que se opina.

Hoy mismo he leído en un diario lo siguiente:

Ocho de cada diez españoles creen que Marruecos no respeta los derechos humanos, el mismo porcentaje que en el caso de Cuba y algo superior que en el de China y Venezuela.

Lo que no indica el “barómetro” sobre política exterior que realizó la encuesta es cuantos de los encuestados saben exactamente en qué lugar del mundo se encuentran esos países, cuantos han vivido cierta temporada en ellos, si conocen de alguna manera las circunstancias políticas, económicas, sociales o culturales de cada uno de ellos, y cosas de este tenor. Evidentemente no interesa saber si las opiniones vertidas tienen algún fundamento sólido o no. Son opiniones, y ya está. No es necesario conocer nada de lo citado. La opinión de cualquiera vale tanto como la del que conoce con cierta profundidad esos países.

Yo diría que, más que conocer la “opinión” generalizada de la gente sobre asuntos complejos, lo que mide ese barómetro, o cualquier otro, es el alcance y penetración de las ideas vertidas por los grandes medios de comunicación. Actualmente, los medios son los “formadores” de opinión. Con su inmenso poder pueden, fácilmente, hacer que grandes masas de gente “piense” que tienen capacidad para enjuiciar cualquier cosa, por compleja que nos parezca y que den su opinión sobre ella.

Así, se hacen encuestas absolutamente disparatadas, y se les asigna un gran valor. Evidentemente lo tienen, pues es la manera en que los manipuladores de cerebros comprueban si su trabajo ha sido efectivo. Y les son necesarias, porque mediante ellas obtienen información del resultado de sus campañas, valoran su efectividad, corrigen desviaciones, deciden nuevos proyectos, y llevan cada vez con más eficacia su labor de hacer creer a la gente lo que a ellos les interesa que “piensen”.

Y he puesto entre comillas “piensen”, ya que el mayor logro de nuestra actual sociedad y de sus dirigentes ha sido el que ha convencido a todos de que piensan realmente lo que ellos, a través de su propaganda machacona, han metido a la fuerza en sus cerebros.

Pero pensar, pensar… es otra cosa.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

CONCIERTO DE NAVIDAD III

Concierto de Navidad ofrecido por el Coro Polifónico Euterpe, de Cádiz, en Santa Olalla del Cala, Huelva, el día 8 de diciembre con motivo de la festividad de la Inmaculada.
(tercera y última parte)


CONCIERTO DE NAVIDAD II

Concierto de Navidad ofrecido por el Coro Polifónico Euterpe, de Cádiz, en Santa Olalla del Cala, Huelva, el día 8 de diciembre con motivo de la festividad de la Inmaculada.
(segunda parte)


lunes, 13 de diciembre de 2010

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR






A veces, una lectura un poco profunda y reflexiva de algún asunto nos aporta una comprensión de asuntos que hoy nos interesan. Es el caso de los evangelios que han llegado hasta hoy, donde se describen episodios de la vida de Jesús de Nazaret.

El título que he puesto a esta reflexión fue una respuesta de Jesús a preguntas insidiosas de los fariseos. Y fueron, principalmente los fariseos, los que llevaron a Jesús a su humillación pública y a su muerte. A pesar de que el poder político era ostentado mayoritariamente por saduceos y que Judea estaba bajo el paraguas civilizatorio y militar de Roma, los fariseos gozaban del respeto de las clases populares y su prestigio era grande.

Fue Roma, en la persona del Procurador Pilatos, quien sentenció la muerte de Jesús, como instancia última de la justicia, pero ello fue así por la presión que ejercieron sobre la sentencia tanto saduceos como fariseos los que, respectivamente, ostentaban el poder político y el favor popular.

Los fariseos gobernaban, no tanto el Sanedrín, donde estaban en minoría, sino, lo que era más importante, la forma de vida religiosa de la mayoría de los judíos. Y la concepción religiosa judía, desde entonces hasta ahora, contenía grandes dosis de normas de vida y de convivencia, estableciendo lo que podríamos entender como una especie de derecho de gentes exterior que se superponía al derecho romano, siendo casi siempre de mayor importancia y fuerza que él. El origen de la normativa de vida radicaba en la ley mosaica, a la que se habían añadido algunas normas tomadas de la tradición, para dulcificar algunas de dureza especial.

De aquí proviene el sentido de los muchos dilemas sin salida que los fariseos continuamente proponían en público a Jesús, con el fin de conseguir argumentos con los que poder deslegitimar sus enseñanzas. Recordemos el episodio de la mujer adúltera:

Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio. En la Ley nos ordena Moisés apedrear a éstas; tú, ¿qué dices?

Era una trampa. Es cierto que la ley mosaica establecía sin ambigüedades ni excusas dicha condena a muerte, pero también lo es que en aquél tiempo esta ley se había suavizado por considerarla excesivamente cruel e injusta. De esta manera, cualquier de las dos opciones se convertiría en un argumento de denuncia pública. Si autorizaba la ley de Moisés se le acusaría de cruel e inhumano, y en caso contrario, de fomentar el incumpliendo de los mandatos del creador del judaísmo. Todos sabéis como Jesús resolvió lo que parecía irresoluble, dando además una excelente enseñanza sobre la hipocresía humana.

En otra ocasión se le planteó lo siguiente:

Maestro, sabemos que eres sincero y que con verdad enseñas el camino de Dios, sin darte cuidado de nadie, y que no tienes acepción de personas. Dinos, pues, tu parecer: ¿Es lícito pagar tributo al César o no?

Si aceptaba que sí, negaba también la justicia de la ley de pagar diezmos al Templo, dando en cambio el dinero a Roma.

Si decía que no, sería fácil acusarlo ante el Procurador por fomentar la rebeldía al imperio.
Sabéis seguramente también la respuesta, excelente respuesta y excelente enseñanza, en la que, al mostrar un denario y preguntar de quién era la efigie que se reproducía en él, planteaba claramente la distinción, entonces inexistente entre los judíos, entre poder terrenal y poder espiritual. Todos sabemos que esta diferencia fue ignorada igualmente por muchos dirigentes posteriores a la religión que fundó, quienes pretendieron aunar poder terrenal y espiritual, en una suerte de reedición del imperio que contribuyeron a derribar.

Es curioso, y creo que olvidado, que estas situaciones que se vivieron en Judea hace dos milenios podrían aplicarse fácilmente a otras de la mayor actualidad. El establecimiento de normas de vida ancestrales extremadamente rígidas, cuando no absurdas, propias de la Edad Media, la confusión entre poder terrenal y vida espiritual, la creencia en un pueblo elegido enfrentado a los gentiles o infieles, las promesas de un premio o castigo eterno por nuestros “pecados” y cosas de este tenor, mantienen nuestra civilización, hija aún, aunque enferma, de Roma, en peligro de desaparición.

Nos vendría bien un buen Maestro que nos recordara las enseñanzas sublimes del amor, de la hermandad de los hombres, de la justicia real y humana y… de tantas otras cosas.



ETERNO PAVAROTTI

Un pedazo de Cielo hecho canto, eso era Pavarotti…

CONCIERTO DE NAVIDAD

Concierto de Navidad ofrecido por el Coro Polifónico Euterpe, de Cádiz, en Santa Olalla del Cala, Huelva, el día 8 de diciembre con motivo de la festividad de la Inmaculada.

jueves, 9 de diciembre de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

LO RELATIVO Y LO ABSOLUTO

Todo lo que os quiero enseñar es que cuando llueve las calles están mojadas.
G.I. Gurdjieff

Viene esta reflexión que hoy os propongo de un comentario que hicieron a mi anterior entrada en este blog titulada “Adivinos”. En el se decía lo siguiente:

Al fin y al cabo ¿que es un adivino?, alguien que ve mas allá; no creo que sea algo inusual, es cuestión de conectar con tu instinto más profundo, observar, reflexionar y atreverse a dar una opinión, lo que ocurre es que muchos mortales son necios y todo lo reducen a magia, adivinación o como quieran llamarlo.
Quizás sea que lo que unos llaman verdad o evidencia otros lo llaman mentira o absurdo. Al final cuestión de lenguaje.

Y más adelante:

…entrar en debate sobre la verdad puede llegar a ser largo y tedioso, y sobre todo de la verdad objetiva; pero la verdad abarca otros conceptos, ¿porque cual es la verdad?, ¿la que yo se, la que tu sabes, la que nos cuentan o la que no nos cuentan...?

Estas cuestiones me llevaron a plantearme el asunto del relativismo hoy imperante. Esta “doctrina” establece que la verdad sobre algo no existe, y que lo que únicamente existe es la noción que cada cual, en cada momento, tiene sobre ese asunto. Y la noción que cada cual tenga es tan válida como cualquier otra. Ya que “la verdad” de algo no existe, cada quien es libre de estimar como verdad aquello que mejor le parezca. De esta manera nadie tiene la necesidad de atenerse a ninguna verdad absoluta, y cualquiera puede tener una “opinión” sobre el asunto que se trate, siendo ella tan válida como cualquier otra.

Yo diría que, si todo es relativo, esta manera de afrontar el conocimiento es, también, y como no, relativa. Es decir, que el relativismo también es relativo. Creo que, así como hay creyentes en Dios, ateos y también agnósticos, el relativismo no debería ser negador de las verdades sino agnósticos acerca de ellas. Ni creen ni no creen, sino solo que no saben, no contestan.

Tengo un amigo que siempre dice que mucho más peligroso que el que “no sabe, no contesta” es el que “no sabe pero contesta”. Creo que he aquí el nudo de la cuestión.

No me importaría que alguien me confesara que no sabe arameo, pero lo que si me preocuparía es alguien que me dijera que la lengua aramea es como a cada uno le parezca, lo que viene a concluir en que no es de ninguna de las maneras. A mí me parece que o se sabe arameo, o se sabe un poco de arameo, o no se sabe nada de arameo. Ahora, que el saber arameo o no sea cuestión de elección personal, siendo opinable las palabras que conforman esa lengua me parece una estupidez.

Ya decía Platón que la opinión es un estado intermedio entre la ignorancia y la estupidez. El ignorante sabe que no sabe. El estúpido cree que sabe lo que no sabe, y a veces niega que alguien pueda saber algo. Y también que le basta con tener una opinión, lo que no le obliga a ninguna búsqueda de conocimiento. Se opina y basta. Para ello no es preciso tener ningún conocimiento sobre ningún asunto. Es algo libre. Tan libre, tan libre, que está hueco de contenido.

Llevamos muchos milenios intentando explicarnos las leyes que rigen la Naturaleza, las que rigen el Universo, las que rigen al hombre y a la humanidad, y ahora resulta que no hay nada de eso. Solo son lícitas las opiniones, condicionadas al estado subjetivo del observador.
Llevamos muchos milenios intentando llegar a una noción un poco más clara de qué puede ser lo bueno, lo justo, lo bello, lo verdadero, y ahora nos enteramos que toda esta búsqueda ancestral de nuestros antepasados era inútil. Lo justo, la justicia, no son nada, eso depende de para quién. Y para quién dependiendo como se encuentre de estado de ánimo.

¡Qué pena! Si llegaran a enterarse Mozart, Platón, Confucio, Epícteto, Aristóteles, Einstein, Böhr, Lao Tsé, Bécquer, Shakespeare, Beethoven, Leonardo da Vinci, Praxíteles, Gandhi, Miguel Ángel, Cervantes y tanto otros que todo su esfuerzo ha sido inútil y que se han comportado como unos tontos…

Pero sospecho de que “cuando llueve las calles están mojadas”…

viernes, 3 de diciembre de 2010