domingo, 2 de julio de 2017

CREDO




A mi ángel guardián,

Que como escudo de cristal me protege de lo negro.
Que siempre delante de mí me lleva por caminos seguros.
Que en mi silencio me susurra al oído las palabras del cielo.
Que dirige mi mirada donde la divina belleza se esconde, diciéndome: “mira”
Que en mi quietud me muestra las almas tras las ventanas abiertas de mis amados.
Que inmerso en mis miedos me hace libre.
Gracias.

De mi ángel guardián,
Cuyo rostro difumina mis andares rastreros.
Al que, en mi bullicio, apagado mi silencio, dejo de escuchar.
A quien, en el remolino del negro vacío, niego su compañía.
Del que, en mi estupidez, dudo de su voz y de sus palabras, tenues pero claras.
Al que reprocho con desesperación su aparente desamparo, y así lo entristezco.
Al que pido, insensato, ande mi camino y elimine los rastrojos que hacen sangrar mis pies, mis manos y mi corazón.
Del que requiero injusto me levante de la necesaria caída.
Perdón






A mi musa celeste,
De la que recibo el aliento para diseminar la belleza, semillas voladoras, a la tierra fecunda de mis hermanos.
La que mueve mis manos, mi garganta, mi mirada y mi oído, en mis actos sagrados.
La que, como el viento suave pero firme, levanta mis alas a las alturas.
La que arranca mis pies del barro para seguir mi senda, sea de flores o de espinos.
La que hace retoñar las ramas secas de mi alma.
La dueña de mis flores y de mis frutos.
La que pone mi corazón en el fuego abrasador que lo purifica.
La que con su pequeño violín hace vibrar lejanas melodías cuyas notas aguzan mi oído y silencian mi ser pequeño.
Gracias

De mi musa celeste,
De quien, en mis lugares oscuros, niego su mirada, dándola al no ser de mi fantasía.
La que, invisibles a veces a mi alma, acuso de enterrar los espacios celestes que ansío.
A la que, en mis días estériles, reclamo y exijo ver su invisible faz.
La que, como Abraxas, da a luz en mi alma los mellizos irreconciliables del amor y del odio.
A la que, en mi egoísmo, considero sólo mía, servidora de todo amante de la belleza y la pureza.
Perdón