viernes, 31 de octubre de 2008

SAMURAI





       
       Cuenta de un samurai que, ya siendo anciano y no teniendo ya la fuerza necesaria, le fue propuesto por los altos dignatarios de la justicia que ejerciera a partir de entonces como juez, toda vez que era patente y reconocida su condición humana elevada, su honradez, su prudencia y su armonía interior.
       
 Inmediatamente se brindó a ello, pero antes de comenzar meditó largamente sobre las exigencias de su nueva labor. Debería ser justo, imparcial, insobornable, comprensivo, piadoso y veraz. Se propuso firmemente emplear estas virtudes en su labor de juez y desarrollarlas tanto cuanto le fuera posible. Consideró que ser juez de los hombres era una terrible responsabilidad, ya que, finalmente solo el Supremo podía hacerlo sin temor y con justicia, pero un hombre, solo un hombre, como él era, debería asumirlo teniendo siempre la mayor seguridad en su ecuanimidad y en su imperturbabilidad de ánimo.
       
       Comenzó, y transcurrieron los primeros juicios. Procuró tener presente en todo momento la conciencia del estado de su ser interior, a fin de tener la mejor presencia de ánimo, de perseverar en la serenidad interior, en el equilibrio y la armonía de su centro, y de no dejarse llevar por circunstancia alguna.
       
       Un día, durante un juicio, al que acudía, junto con otro, un hombre mal encarado, con vestiduras sucias y pobres, fue consciente por un momento de que tal sujeto le producía una leve animadversión hacia él, con lo que su ecuanimidad podría estar influida por esta turbación de su ánimo. Pidió de inmediato que le trajeran un biombo y lo colocaran ante sí, de forma que no pudiera verlo, ni tampoco ver a los otros litigantes. 
       
       Así se hizo, y a partir de ese día, siempre ese biombo se interpuso entre los que venían en busca de justicia y él mismo, que debía administrarla.
       
       Pasó el tiempo, y tuvo el santo temor de ser injusto de alguna otra manera. Debía asegurarse –pensó- de que su ánimo permanecía imperturbable durante todo el juicio. ¿Qué hacer?
       
       Tras largas meditaciones pensó en compaginar su tarea con alguna labor manual a la que fuera aficionado y dominara con perfección. Pensó que le sería de utilidad. Tras pensar sobre sí mismo y sus habilidades, finalmente la eligió: desmenuzaría hojas de té durante el tiempo que durara cada juicio. 
       
       Así comenzó a hacerlo. Durante toda la sesión, tras su biombo, con un pequeño balde en su regazo, desmenuzaba lentamente las hojas de té, cuyas ramas yacían a su lado en una canasta.
         
         Los ayudantes, a los que ya les había asombrado la colocación del biombo, viendo tal extraño teatro, comentaban si el viejo samurai mantenía la cordura necesaria para su labor, y murmuraban entre ellos.
         
         Llegó luego a oídos de su superior, el que, un día, le citó para conversar con él e interesarse por el desarrollo de su nueva función y de si la misma resultaba de su agrado e interés.
         
-¡Oh, sí señor! –respondió- creo que es mi deber servir como mejor pueda y sepa. Y mi espíritu de samurai me hace amar mi deber.

-Respeto, como usted sabe, samurai, su ecuanimidad y justicia, probadas largamente durante toda su vida, y respeto igualmente su servicio a la magistratura. No quisiera ofenderle con mi pregunta, pero… me perdonará si le hago una pregunta.

-Hágala, se lo ruego, señor.

-Pues es esta: ¿a qué se debe ese biombo que dispone en la sala para no ver a los demandantes?

-¡Oh! ¡Eso! Lleva razón, señor, comprendo que puede resultar sorprendente    y mover a perplejidad. Se lo explicaré, señor, es fácil de comprender y estoy seguro que su prudencia hará que lo entienda enseguida.

No quiero ver el aspecto de las personas que acuden a juicio, por si, siendo bueno, me predispusiera a beneficiarlos, o, siendo malo, me indujera a perjudicarles con mis decisiones.

-¿Y las hojas de té?

-Verá, señor. Soy muy hábil desmenuzando las hojas de té. Cuando mi ánimo está sereno, la exactitud de los cortes es tal, que no puede distinguirse una brizna de otra por su tamaño. Resultan todas idénticas.

Así pues, terminado el juicio, observo detenidamente el contenido de mi balde, y, si no encuentro perfección en la labor realizada, concluyo que en algún momento mi ánimo se turbó, con lo que mi serenidad y justicia pudo verse alterada. Y tal juicio no puedo considerarlo justo ni, por lo tanto, válido.

Así pues, señor, lo anulo y ordeno repetirlo.

- Comprendo. 
  Ve y juzga, samurai. Veo que tu justicia se asemeja a la justicia divina. ¿Qué otra cosa puede hacer merecer más ser juez?   
   

lunes, 27 de octubre de 2008

AGUA Y ACEITE


















       Hoy quiero abordar un problema realmente decisivo para la raza humana. Os aseguro que no es algo ocioso ¿A quién no se le ha presentado en problema tan corriente de sacar con limpieza el aceite que contiene un recipiente? ¿No resulta engorroso, sucio, y las más de las veces imposible? Por más que uno intenta quitarlo siempre queda el vaso pringado, y no solo el vaso, sino las manos, la mesa y todo lo que se toque.
       
       Así pues, como observador de la realidad, como físico y como inventor de soluciones sencillas, os voy a proponer el sistema más eficaz, el más limpio, y si me apuran, el único que a la larga puede funcionar.
       
       Ni siquiera es preciso pensar en el aceite, ni amargarse por él. Todo consiste en ignorarlo. En realidad no es parte del problema, solo es un ocupante ilícito del recipiente. Aquí está la solución del problema. No se puede eliminar el aceite si no es rellenando su espacio con un líquido más puro y a la vez más pesado, y, lo que resulta fundamental, que no admita ningún tipo de mezcla con él, que sea incompatible con el aceite.
       
       Aquí radica mi gran invento. Cambiar, sencillamente, el aceite por agua. El agua, al cumplir con las propiedades citadas anteriormente, hará el trabajo de la manera más limpia y eficaz.
       
       El procedimiento es el siguiente:
       
       Tomar el recipiente lleno de aceite a eliminar y colocarlo en un lugar donde el aceite desalojado pueda ser desechado sin causar daño.
       
       Verter, al principio en muy pequeñas cantidades y muy lentamente, agua de la más pura que se disponga. Conviene usar agua del cielo, es decir, de lluvia, pero caso de no disponer de ella, se puede añadir cualquiera, siempre que no tenga sólidos en suspensión. Dejar un poco de tiempo para que el aceite rebose hacia el vertedero.
       
       Conforme el vaso contenga en su fondo más cantidad de agua será cada vez más fácil la adición de agua y el desalojo del aceite.
       
       Una vez completada la operación, el recipiente sólo contendrá agua limpia, y el aceite habrá sido completamente eliminado. Bueno… dicho mejor, una pequeña película de aceite no será eliminada… ¡nada es perfecto! Pero no importa. Repetid la operación una y mil veces, y cada vez, eliminaréis más el pequeño residuo de aceite. La limpieza total nunca es tan sencilla ni tan fácil.
       
       Este inventor asegura el éxito del proceso explicado, basado, obviamente, en las leyes físicas que nos gobiernan, relativas a las propiedades respectivas del aceite y el agua.
       
       Como todo el mundo sabe, por una parte, el agua es más pesada que el aceite, y por otra no admiten mezclas con él de ninguna clase. Así pues, su existencia es incompatible en el mismo recipiente. El lugar que ocupa uno no puede ocuparlo el otro. En ello radica la eficacia de la operación.
       
       Espero que con este invento, aplicado convenientemente en vuestras casas, y a lo largo de vuestras vidas, consigáis resolver el hasta ahora irresoluble problema que tantas angustias y trabajos suponen para nuestra sufrida humanidad.
       
       De nada.
       Vuestro amigo del alma,


       
       

jueves, 23 de octubre de 2008

EL PROGRESO CÓMODO Y TRANQUILO

Septiembre 2001

Esta tarde vino a casa una amiga, a recoger a sus niños, que habían estado en casa jugando con el mío.

Y surgió la conversación relativa a los sucesos de New York, y a lo que estaba por suceder. Por cierto, esta noche me dio por pensar que si lo de la guerra del Golfo fue sólo porque pensamos que nos querían quitar el petróleo, no sé entonces qué sucederá ahora.

       Yo le decía que lo que ocurre ahora es algo parecido a lo que ocurrió al comienzo de la invasión del imperio romano por los bárbaros, salvando las distancias. Que un bárbaro fanático con un “cúter” sea capaz de amedrentar a los 90 pasajeros de un avión, así como a su tripulación, ocurre simplemente porque él no tiene nada que perder y los pasajeros y tripulantes sí. Él no teme por su vida y los pasajeros sí. Les decía que el secuestrador no tendría lo que hay que tener para enfrentarse con los viajeros de un autobús del Cerro del Moro con una navaja, porque a los cinco minutos salía por la ventana, por supuesto con el autobús andando. Pero hoy todos tememos por nuestras vidas. Y es consecuencia de nuestro progreso cómodo y tranquilo. Nos hace blandos, nos hace vagos y nos hace cobardes.

       Mi amiga sostenía que la nueva civilización ha sido creada por los Estados Unidos. Y yo le preguntaba ¿Qué civilización? ¿Se puede llamar a su “cultura” una civilización, quiero decir, comparable con la civilización egpcia, china, romana, islámica o cristiana? Para mí, evidentemente, no. ¿Qué diferencia una cultura, una civilización, de lo que puede ser simplemente un modo de vida? Seguramente no es la misma cosa.

       Pero hoy quería hablaros de la comodidad y de la tranquilidad como valores máximos de nuestro mundo actual, de eso que mi amiga llamaba la civilización americana.

       Yo le decía que todo el progreso va dirigido a que la vida material nos resulte cada día más cómoda (aunque casi siempre esta búsqueda de comodidad lleva a una incomodidad tremenda, frente a lo que es una vida sencilla), y a que la vida nos resulte cada día más tranquila, sin amenazas de ningún tipo, sin que tengamos que enfrentarnos a nada ni a nadie, en suma, que no corramos ningún peligro, aunque el resultado es que cada vez se vive con más miedo en el cuerpo. De aquí el gran auge, por un lado, de las tiendas de electrodomésticos, y por otro de las casas de seguros y de las empresas de seguridad. Y esto no es progreso real ni civilización, ya que lo civilizado es, al menos para mí, lo que hace a la humanidad más humana y al hombre más ser humano, aunque dicho así parezca una perogrullada. Yo entiendo la diferencia en el sentido más real del término, es decir, en hacer crecer en el hombre los valores que le son propios, como la nobleza, el honor, la valentía, la sencillez, la pureza y las demás virtudes que no hace falta que os recuerde, y la humanidad como un ser global que persigue ese fin para sus miembros.

       Vivir cada día más “cómodos” y más “tranquilos” no lleva sino a ser cada día más blandos, flojos e incapaces de ningún esfuerzo y, además, a ser cada día más temerosos, más cobardes y más pusilánimes.

       Cuando necesitamos luz, tocamos en la pared. y ya la tenemos. Cuando hemos de lavar la ropa, la metemos por una puertecita que hay en una máquina de la cocina y le damos al botón. Cuando necesitamos agua vamos al cuarto de baño y sencillamente giramos la ruedecita y ya está. Cuando queremos escribir a alguien, hacemos lo que yo estoy haciendo, le damos un apretoncito al ratón y listo. Si queremos encender fuego tenemos un encendedor, etc., etc. 

       Todo esto es estupendo, facilita mucho las cosas…. las materiales, claro. Ahorra mucho tiempo, como le decía al Principito el vendedor de píldoras contra la sed. El problema lo encontramos en que cuando queremos ser mejores, más buenos, más pacientes, más comprensivos, más honrados o más trabajadores no hay quién encuentre el botón, ni la ruedecita ni el ratón que lo consiga. Parece ser que estas cosas no tienen nada que ver con el progreso humano. Eso es cosa de cada uno, dirán los políticos. Nosotros nos ocupamos de cosas serias, igual que diría el propietario de las estrellas que se encontró el Principito en su largo viaje por los asteroides. No tenemos tiempo de ocuparnos en necedades.

       Pero, posiblemente, lo que constituya la esencia de la verdadera civilización, de la verdadera cultura y del verdadero progreso sea el desarrollo de los valores humanos de sus miembros. Y precisamente, en nuestra “cultura” parece conseguirse todo lo contrario. La razón no está escondida, es patente. Los hombres impacientes, flojos, viciosos y cobardes son los mejores para los adoradores del Becerro de Oro. Se les puede engañar mejor. Siendo impacientes se les puede vender cosas que necesitan “ya”. Siendo viciosos se les puede engolfar en el bingo, el alcohol, el tabaco, las drogas, etc. Siendo cobardes se les puede hacer seguros de vida, de atraco, venderle sistemas de seguridad, planes de pensiones, etc. Siendo flojos se les maneja mejor y se les puede vender “el inglés sin esfuerzo”, “el chino sin esfuerzo”, “domine el piano en diez sesiones”, y pamplinas por el estilo. Encontraréis ejemplos por vosotros mismos en que se ve claramente la relación hombre-“menos hombre” y “progreso”-Becerro de Oro.

       Nunca viví entre los romanos, pero creo firmemente que tenían el pecho de lata y los cataplines como el caballo de Espartero. De otra manera no hubieran hecho lo que nos dejaron. Y también creo que su decadencia fue debida a su “progreso”, similar al nuestro, en que se fomentaba, desde las clases dirigentes y por su ejemplo, toda clase de vicios que debilitan al hombre y lo hacen inútil para todo, incluso para defenderse del “bárbaro”, que, siendo bárbaro, tenía no obstante coraje suficiente y nada que perder detrás de ellos. No por otra cosa entraron a saco en Roma y limpiaron la mierda acumulada.

       Nos convendría pensar un poco en ello.                  

 
    

jueves, 16 de octubre de 2008

GOYA PASÓ POR CÁDIZ

De UN PASEO POR CÁDIZ


... y nos dejó esta fantástica Santa Cena, en La Santa Cueva, de orígenes antiquísimos, ya que se descubrío a raiz de un desprendimiento junto a la anexa Iglesia del Rosario. En esta Santa Cueva, y según los dichos populares, así como de gente de elevada cultura, se celebraron reuniones de culto masónicas, ya que Cádiz fué entonces un importante centro de la masonería. En la realización de la Santa Cueva participaron, personalidades del mundo artístico de toda la Europa del siglo XVIII. La música de Joseph Haydn (Las siete palabras de Cristo en la cruz), el arte de Goya y de otros pintores de renombre, como González Velázquez y José Camarónmarmolistas de altura, que tallaron los mejores mármoles del momento, todo ello con la promoción del Marqués de Valdeíñigo, sacerdote y heredero de la fortuna de su padre, que vivió afincado en Méjico.
Gracias a todos ellos por el legado que nos dejó a la ciudad de Cádiz. 





martes, 14 de octubre de 2008

TEMPUS FUGIT































No puedo supeditar mi vida a lo que se conoce vulgarmente como “tiempo”. Es un engaño, y un peligro.

Escuché que el que ama vive en la inmortalidad. Y la inmortalidad no entiende de tiempo. No tiene conciencia de él. El ser “inmortal” no vive en el tiempo.

Llaman al “tiempo” la cuarta dimensión, y todos parecen atenerse a su secuencia lineal y falsa. Todos tratan de encajar cualquier cosa en el “tiempo”. Y le dan una importancia que empiezo a entender que es una inmensa trampa.  El “tiempo” falsea los planteamientos, falsea la comprensión, y en suma falsea toda nuestra vida.

El pasado, el presente, el futuro... Lo que ocurrió, lo que ocurre, lo que ocurrirá... 

Yo, como Siddharta, empiezo a ver en mi río la inmutabilidad cambiante de la esencia de lo que fluye, y dejo de tener conciencia del tiempo.  Para llegar a la conciencia debo prescindir del tiempo, y de sus engaños.

El tiempo es horizontal, y no me interesa lo horizontal. Solo me interesa lo vertical. Lo horizontal puede permanecer exactamente igual en el “tiempo”, lo mismo que una semilla estéril que nunca crece. Se pueden celebrar las “bodas de oro” , pero no significa nada, si no ha ocurrido nada en los cincuenta años. Lo vertical sube en el “tiempo”, pero es siempre lo mismo aunque en estados cada vez más sutiles. Una semilla se hace árbol y el árbol se vuelve a hacer semilla, pero fuera del tiempo. En solo unos instantes puede crecer algo más que en cincuenta años. El tiempo no tiene sentido...

El cambio en el tiempo no existe. El tiempo es un obstáculo para el cambio.

Sabéis de mi amor por la música. Todos lo saben. Así que me regalaron un día un libro de L. Bernstein sobre conferencias que había dado para jóvenes. Cuando llegué a casa lo abrí al azar y leí algo asombroso. Bernstein decía que aunque la música se desarrolla aparentemente en el tiempo, la comprensión de una obra musical es una comprensión global, instantánea, y por lo tanto fuera del tiempo. Es como mirar un cuadro. No se puede entender en sus partes, ni en su desarrollo paulatino en el “tiempo”. Es preciso “contemplarla” de manera global e instantánea. Me asombró, pero entendí cosas. Cómo por ejemplo que no se puede entender una obra musical si no se conoce “de memoria”, lo que quiere decir que se tiene presente en la conciencia en su totalidad.

Las sinfonías de Beethoven seguramente no se pueden comprender si no se conocen profundamente y “de memoria” todas, porque forman una unidad. Escuchar una sola es como leer de un libro solo el capítulo tres, por ejemplo, o ver solo la novena parte de un cuadro. Las sinfonías de Beethoven no están en el tiempo. El tiempo impide “verlas” de forma simultánea e instantánea.

       La Creación, la Evolución, el Arte, la Historia, la Filosofía, e incluso la propia vida no pueden entenderse en el tiempo. Es un todo simultáneo, instantáneo y eterno, que comprende tanto el pasado como el futuro.

              
                       
                                                                   
                                                               

sábado, 11 de octubre de 2008

¿QUÉ PASÓ?


Me permito hoy compartir con vosotros un texto que circula por internet, de autor desconocido para mí.
Quizá solo puedan entenderlo quienes, como yo, y como dicen los cursis en Cádiz, tenemos ya "cierta edad", y que, a la vez, también tenemos hijos en la "edad difícil".
Nos convendría meditar sobre él, y sacar conclusiones sobre el "progreso" de las últimas décadas.

Escenario1: Manolo tiene pensado ir al bosque después de clase, según
entra al colegio le enseña una navaja a Pancho con la que pretende hacer
un tirachinas.

Año 1977: El subdirector lo ve y le pregunta donde las venden, y le
enseña la suya, que es antigua, pero mas buena.
Año 2007: La escuela se cierra, llaman a la gendarmería y llevan a
Manolo al reformatorio. Crónica y TN presentan los informativos de la
tarde desde la puerta del colegio.



Escenario2: Fran y Marcos se reparten puñetazos después de clase.

Año 1977: Los compañeros los animan, Marcos gana. Se dan las manos y
terminan siendo colegas en los billares.
Año 2007: La escuela se cierra, C5N proclama el mes anti violencia
escolar, Clarín  titula en cinco columnas el asunto y Canal 13
se aposta frente a la puerta del colegio para presentar el noticiero.



Escenario3: Juan no se queda quieto en clase. Interrumpe y molesta a los
compañeros.

Año 1977: Mandan a Juan a ver al director y éste le da una buena
perorata. Vuelve a clase, se sienta en silencio y no vuelve a interrumpir
más.
Año 2007: Se le administran a Juan grandes dosis de Rivotril. Se
transforma en un Zombi. La escuela recibe una subvención por tener un
discapacitado.



Escenario4: Luis rompe el cristal de un coche en el barrio.

Año 1977: Su padre saca el cinturón y le pega unos buenos latigazos con
él. 
Luis tiene más cuidado la próxima vez, crece normalmente, va a la
universidad y se convierte en un hombre negocios con éxito.
Año 2007: Arrestan al padre de Luis por maltrato. Sin la figura paterna,
Luis se une a una banda. Los psicólogos convencen a su hermana de que el
padre abusaba de ella y lo meten en la cárcel.
La madre de Luis se enrolla con el psicólogo. Tinelli abre la final
de Bailando... con un discurso relativo a la noticia.


Escenario5: José se cae mientras corría una carrera y se raspa  la
rodilla. Su profesora, María, se lo encuentra llorando al borde del
camino. María lo abraza para confortarlo.

Año 1977: Al poco rato, Juan se siente mejor y sigue jugando.
Año 2007: María es acusada de violación y se va al paro.. Se enfrenta
a tres años de cárcel. José se pasa cinco años de terapia en terapia.
Sus padres demandan al colegio por negligencia y a la profesora por trauma
emocional, ganando ambos juicios. María, en paro y endeudada, se suicida
tirándose de un edificio. Cuando aterriza, lo hace encima de un coche y
también rompe una maceta. El dueño del coche y el dueño de la planta
demandan a los herederos de María por destrucción de la propiedad.
Ganan.  
Suar y Solanas producen juntos la película y definitivamente el plató
de los informativos  queda emplazado en una carpa en medio de la calle.




Escenario6: Se pelean un niño blanco y un niño negro por llamarlo
chocolate.

Año 1977 : Se dan unas piñas se levantan y cada uno a su casa. Mañana
son amigos
Año 2007: Nuevediario envía a sus mejores corresponsales. CNN prepara
un reportaje de esos  a fondo donde un gran equipo de periodistas pasan
un día en un colegio con niños. Se emiten programas documentales sobre
pandilleros y odio racial, las pseudo juventudes hitlerianas fingen
revolucionarse al respecto y el Gobierno instaura nuevos decretos y le
pone el piso a la casa de la familia del negrito.



Escenario7: Tienes que hacer un viaje.

Año 1977 : Viajas en un avión de Aerolíneas, te dan de comer y te
invitan  lo que quieras de beber, todo servido por azafatas
espectaculares en un asiento  tan cómodo  que caben dos .
Año 2007: Entras en el avión abrochándote el cinturón de los
pantalones que te han hecho quitar para pasar el control, te sientan una
butaca en la que si respiras profundo le metes el codo en el ojo al de al
lado y si tienes sed el azafato maricón te ofrece una carta con las
bebidas y sus precios subidos un 50% porque si. Y no protestas por si
acaso cuando aterrizas te meten el dedo mas largo del mundo por el culo
para ver si llevas drogas.


Escenario8: Relación habitual entre padre e hijo:

Año 1977: Le pido dinero a mi padre para salir.
Año 2007: Mi padre me pide dinero para apaciguar al banco.


Escenario9: Disciplina escolar:

Año 1977: Hacías una macana en clase.. El profesor te metía dos
buenos castañazos bien merecidos. Al llegara a casa tu padre te
propinaba otros dos.
Año 2007: Haces una macana. El profesor te pide disculpas. Tu padre te
pide disculpas y te compra una moto.


Escenario10: 31 de octubre.
Año 1977: Llega el día del cambio de horario de invierno al horario de
verano. No pasa nada.
Año 2007: Llega el día del cambio de horario de invierno al horario de
verano. La gente sufre trastornos del sueño, depresión y celulitis.


Escenario11: El fin de las vacaciones.

Año 1977: Después de comerse  una caravana interminable con toda la
familia metida en un seiscientos tras 15 días gasoleros  en la costa,
se terminan las vacaciones. Al día siguiente se trabaja y no pasa nada.
Año 2007: Después de volver de Cancún, en un viaje "all inclusive", se
terminan las vacaciones y la gente sufre del síndrome del abandono,
pánico y seborrea....

¿CUÁNDO FUE QUE NOS VOLVIMOS  TAN LOCOS...?


viernes, 10 de octubre de 2008

CÁDIZ, RITOS DE INICIACIÓN

De UN PASEO POR CÁDIZ


Cada pueblo tiene sus ritos de iniciación especiales. 
Esta escena muestra uno de los ritos gaditanos.

Foto: Andrey Badirev

ANSIAS DE LIBERTAD

No puedo dejar de compartir con vosotros este vídeo que encontré en el blog de Pablo Suelto, que me pareció genial, aunque creo que más que perro, debe tratarse de un gato disfrazado...


jueves, 9 de octubre de 2008

COMUNICADO A LOS AMIGOS DEL BLOG...


En vista de recientes acontecimientos en la blogosfera, los abajo firmantes, administradores de blogs personales de habla hispana del mundo entero, queremos expresar nuestro rechazo del uso de este medio de comunicación para crear odio, para crear enemistad, para hacer daño, para difamar, para injuriar, para insultar, para engañar.
Rechazamos:
· La suplantación de identidad en los blogs y en Internet en general como medio para desprestigiar a una persona y sembrar la desconfianza entre sus amistades y lectores.
· El uso del correo electrónico y de los blogs como medio rápido de desprestigio de las personas, haciendo circular en masa e indiscriminadamente mensajes llenos de acusaciones de las que en ningún momento se presenta prueba alguna, por la pura intención de hacer daño a alguien con quien exista una enemistad personal.
· El uso de los posts y de los comentarios como instrumento impune de mentiras, insultos, calumnias y difamaciones sin el menor escrúpulo.

Apoyamos:
· Un modelo de blog en el que por supuesto se defienda la justicia, pero en el que también se cultiven sobre todo la amistad y el buen tono y la cortesía entre los que participen en él de un modo u otro.
· Un modelo de blog limpio de insultos, de odio y de cizaña, y en consecuencia apoyamos el derecho absoluto del administrador del blog a suprimir y a rechazar cualquier comentario que se haya dejado con la sola intención de hacerle daño o de hacer daño a terceros impunemente.
· La denuncia ante las autoridades nacionales de los casos de difamación, injurias, amenazas y otros que se aprovechen del anonimato de Internet para hacer más daño con menor riesgo.

Pedimos:
· A nuestros lectores y amigos que reproduzcan este post en sus blogs y añadan su firma como refuerzo de un ambiente grato y pacífico en los blogs.
· A las autoridades de los distintos estados que no permitan la impunidad en el uso del blog y de Internet en general como instrumento de mentiras, difamaciones ni amenazas.
· A las distintas plataformas que alojan blogs en toda la red que habiliten los mecanismos necesarios para impedir en el futuro las maniobras dañinas que aquí denunciamos.
Los administradores de los blogs que participamos en esta iniciativa colaboraremos en cuanto nos sea posible en el descubrimiento y en la denuncia de los casos que se presenten de los aquí mencionados, y pedimos para ello también la colaboración y la buena fe de todos.

Firmado los administradores de:



martes, 7 de octubre de 2008

EL PROGRESO PULCRO



- Buenos días- dijo el principito.
- Buenos días- dijo el vendedor.
Era un vendedor de píldoras perfeccionadas, de las que apagan la sed. Tomando una a la semana, ya no se siente la necesidad de beber.
- ¿Por qué vendes esto? –dijo el principito.
- Supone una gran economía de tiempo –dijo el vendedor-. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos a la semana.
- ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
- Se hace lo que se quiere...
“Yo –se dijo el principito-, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, andaría despacito hacia una fuente...”

El principito. A. de Saint-Exupery

 El progreso camina hacia la pulcritud. Vamos camino de un futuro aséptico. Sin suciedad, sin microbios, blanco e inmaculado. Algo así como Mikel Jackson. Que era más negro que el sobaco de un grillo, y sin embargo ahora es más blanco que el culo de una monja. Además, y por si los bichos le atacaran, vive aislado del sucio mundo, en su burbuja, y con su mascarilla anti-polvo. Su dormitorio debe de ser lo más parecido a un quirófano, y su cocina será algo similar a un módulo de mando de una nave espacial. ¡Ojalá que se le derrame la leche y le salgan cucarachas por el fregadero! De esas de alas, y se le vuele una hasta la mascarilla. Seguro que se muere de un vahío.

Yo desconfío de tanta limpieza. Me gusta comer con las manos y chuparme los dedos. Siempre procuro ir a mear a mi platanera en lugar de en la fría taza, y no me gusta llevar zapatos. Prefiero barrer para fuera, y después de un trabajo duro, me siento satisfecho sintiendo el sudor, fruto de mi esfuerzo, y contemplo mis manos sucias y mis brazos arañados con la extraña satisfacción de que estas cosas para mí son pruebas de que he hecho algo por el universo. 

La cocina no me parece cocina si no huele a puchero, o a sardinas, y creo que de una forma natural, debería de estar repleta de chorizos colgando de la pared, barras de pan en la mesa, y una gran olla de leche recién hervida, con su costra de nata arriba. Siempre recordaré (lo que no recuerdo es dónde ni cuándo la vi) una gran chimenea de campo, de esas que tienen un enorme tiro hasta el techo, y dentro de ese tiro grandes trozos de carne cruda, que de esa manera natural, se estaban ahumando. ¡Eso es vivir bien, y no el “progreso”!

 Una vez, cuando teníamos la caravana en un camping de Tarifa (¡qué paraíso!), me contaron en el supermercado que los alemanes jamás comprarían pata negra recién cortado de la misma pata y delante de ellos. Simplemente porque les parece que esa pata tan sucia y con tanto moho, necesariamente debe de estar podrida. ¡Podrida! ¡Podrida está su cabeza! Ellos lo tienen que comprar con las lonchas ya metiditas, todas igualitas, en un plastiquito de esos tan limpios y tan pulcros. ¡Pues anda que si ven un gran queso de oveja metido en boñiga de vaca, o una ración de ostiones recién cogidos! O una docena de erizos...

Al parecer en nuestra moderna cultura hay que eliminar el olor de la vida, la visión de la vida, el tacto de la vida. Todo debe ser pulcro, limpio, sin gérmenes nocivos.

   Es una desgracia la cultura de la limpieza que nos ha tocado vivir. Y es una desgracia, porque en suma es un apartarse de la vida, de lo natural. Y todo en aras de unas pretendidas ventajas, que no sé dónde están. Conozco a uno muy pulcro que tiene una casa en Chiclana. Se cambió a otra sin pinos porque decía que daban mucha suciedad, que llenaban todo de pinocha y ensuciaban el gramón y el agua de la piscina. ¡Vaya! No querrá que los pinos echen billetes de mil pesetas, ni botes de Mister Proper. Los pinos tienen que echar pinochas. Si no, no serían pinos. Una buena solución para él sería cambiarlos por otros de plástico. 
        
   No tiene perros porque los perros cagan y mean y además sueltan pelos. Tiene chimenea pero no la enciende en invierno, porque suelta ceniza y algunas veces humo. Además, la leña le ensucia el suelo. Y se ha comprado un aparato de aire acondicionado. ¡No te fastidia! Pues en lugar de irte al campo, vete a tu casa-quirófano, toda pulcra, toda limpia, sin moscas, sin arañas, sin pinochas. ¡Ah!, y cómprate una mascarilla cuando salgas, no te vayas a infectar, como el blanco y negro.

La vida a veces huele mal, y es sucia, y a veces fea. Pero sólo si se la ve de esa manera. A mí las pinochas no me parecen sucias, ni las arañas, ni las mierdas de mis perros. Son tan solo manifestaciones de la vida, quizá no las más agradables, pero si trato de eliminarlas también eliminaré las más bellas. Si renuncio a estas cosas, ningún pino me dará su benigna sombra en las horas duras del verano, ni podré acariciar a mis perros y darles mi cariño, ni tampoco podré unirme con el fuego contemplándolo en las noches de invierno.

Y desde luego jamás comeré jamón de pata negra metido en un plastiquito, ni fabada asturiana metida en un bote, ni vino de Jerez en lata. Por cierto que alguno de estos pulcros se desmayarían si vieran, como he visto yo en los días que pasé trabajando en una bodega, que cosas se hacen, algunas de pura alquimia, para conseguir el vino que tienen en la copa.
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Un momento, que me voy a poner un whisky, en una copa limpita, con su hielo pulcro, y su bandejita debajo para no manchar la mesa. Ahora vengo.

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        Me acuerdo ahora de mi hermano el mayor, que me decía en una ocasión que deberíamos hacer como las gallinas, que es vivir con el sol de la estación. Quiere decir esto levantarnos con el sol y acostarnos con él, o por lo menos dejar toda actividad a esa hora, que como sabemos varía de invierno a verano. Por algo los días de verano son más largos y los de invierno más cortos. Hay que amoldarse a eso y no ignorarlo. Nuestros “relojes biológicos” no están ahí para nada. No hay que olvidarlo.
        
 Quizá el mejor modelo de sociedad pulcra esté en Suiza o en los países nórdicos. Países indudablemente fríos y carentes casi de todo interés, salvo las suecas, claro. Nadie habla alto, todo está limpio y ordenado, es impensable encontrarse una mierda de perro en la calle. Todo el mundo es civilizado y respetuoso con los demás. La música y la televisión se ponen bajitas. Nadie se muestra en público mal vestido, sucio ni borracho. Pero como indudablemente vivir así debe ser un auténtico martirio, tienen los índices más elevados de suicidios. Controlan tanto sus sentimientos, sus emociones y su expresividad que me resulta difícil imaginar a dos suecos amándose, todo serios, calladitos y sin dar rienda suelta a sus pasiones más vitales. 

  Como decía antes, todo ello en contra de la vida, que es de por sí incontrolable, salvaje, telúrica, desordenada y anárquica, como vemos en las películas hiperrealistas del antiguo cine italiano.

Vi una vez una película que trataba de una sueca que tenía que educar a una niña, que creo que no era hija suya, no recuerdo ahora porqué, y era muy representativa de lo que hablo. La señora trataba de una manera exquisita a la niña. Cuando tenía que corregirle duramente porque la niña, como todos los niños, hacía faenas, nunca le daba en ese momento, perdiendo los nervios, un azote, sino que la reconvenía con palabras duras, pero bien dichas, todo sin alterarse exteriormente, manteniendo una frialdad exquisita, con lo que la mala leche se le iba quedando dentro a la señora, y por supuesto la transmitía sin palabras a la niña. 

  Todo un ejemplo de “buena educación”, que en el fondo era una influencia terrible para la niña, que acabaría más traumatizada que si en el momento, y sin violencia, la buena señora le hubiera dado dos sonoras patadas en su pequeño trasero, o dos buenos gritos. Una buena muestra de la auto-represión en la vida. Auto-represión que a la larga degenera en no poder ponerse en contacto con la vida, asustarse de ella y desear largarse.

Eso es el “progreso pulcro”. Todo ello unido a tener los problemas cotidianos solucionados, como el qué comer, la casa donde vivir cómodamente, escuelas para los niños y el médico que te arregle las inevitables averías del motor y los óxidos de la carrocería. Pero estas cosas, aunque puedan parecerlo, no son lo esencial de la vida. Lo esencial de la vida es tener con quien comunicarse, con quien reírse a carcajadas, con quien emborracharse, con quien acostarse a hacer diabluras y con quien cruzarse por la calle y gritarle: “¡¡Quillo, ¿qué?!!

 Por eso quizá los suecos no entiendan como la gente en Cádiz, o en cualquier pueblo andaluz, son mucho más felices que ellos, más desinhibidos, más alegres y más hospitalarios. Más desprendidos, más generosos, más campechanos y, en el fondo, más seres humanos. Y pensarán: -hay que verlo felices que son y... ¡con lo pobres que son...!

Pero el progreso actual es un engaño. Solo se ha tratado de aliviar los problemas materiales de la vida y se ha tratado de evitar todo lo que hiere la sensibilidad más burda, todo lo que tiene un tono vital elevado, lo que hace ruido, lo que altera los nervios. Y así, viven todos cómodamente, confortablemente, pensando que han eliminado todos los problemas, cuando lo que se ha conseguido es realmente eliminar la vida, en lugar darle más calidad y calor. 

   Y llega el momento en que se preguntan por su vida, y empiezan a pensar dónde la dejaron. Y la dejaron en su evasión de la vida. Y no les es posible seguir viviendo de esa manera tan insulsa. Se querrán bajar en la próxima. 
        
  O bien se vienen a vivir al sur, donde hay sol, hay hormonas, hay jamón de pata negra y vino, donde hay risas, hay riñas, hay voces, hay niños corriendo y gritando en las plazas, hay bragas tendidas en los balcones y perros meándose en la calle.





jueves, 2 de octubre de 2008

MAQUETA DE CÁDIZ

De UN PASEO POR CÁDIZ


Maqueta de Cádiz  (vista parcial), plaza fuerte del reino de España, construida en el siglo XVIII, por orden real de Carlos III.

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