Nunca comprendí como se puede dudar del amor de alguien. Está tan claro... Solo hay que mirar a los ojos. Quizá ni eso. Seguramente un ciego lo sabría por el tono de voz. Seguramente los efluvios de Eros se desprenden por los poros de nuestra piel.
Miré sus ojos, sus ojos de dulzura. Sus ojos de miel, encendidos de mil brasas, riendo su alegría interior, bailando la antigua danza de los arroyos de la montaña. Miré sus ojos, pero vi su alma.
El alma enamorada tiene una mirada especial, que abraza sin manos, que habla sin palabras, que canta sin sonidos. Es fácil entender porqué los enamorados pueden guardar silencio. Es un silencio lleno que los envuelve, que los ampara, lleno de átomos de sus seres, de las pequeñas flechas de sus ángeles.
Veo un bosque y sé lo que ve. Miro el mar y siento las olas en su interior. Hienden el aire mis piernas, y mis manos, y anda junto a mí. Camino por el cielo, por los planetas, y está conmigo. Me siento en la luna, y está sentada a mi lado.
Por una mirada un mundo Por una sonrisa un cielo Por un beso,... no sé yo lo que te diera por un beso.
Pero... la mirada enamorada mira, sonríe y besa. Todo en un instante, todo veloz, tanto, que no se sabe de qué lugar viene. ¿De lo más profundo? No sé dónde está lo más profundo. Nunca podré llegar. El fondo del alma enamorada es inalcanzable, como el torbellino allende las galaxias, como lo profundo del bosque, como las entrañas del ardiente desierto.
Todo está allí, en una mirada, fugaz, pero eterna. En la eternidad del instante. En lo ancho del momento que no necesita futuro, que no tiene pasado. El amor borra el tiempo, lo vacía de significado. En los ojos sólo el espacio celeste y frío, el abismo desconocido que nos aborda sin tocar nuestra puerta, que nos quiere para él sin condiciones.
Y la mirada nos roba lo que creíamos nuestro, nos hace desconocidos de nuestro mundo pequeño. Nos limpia, abriéndonos la piel de nuestros pechos, como se abre la tierra para la siembra, como se abre el mar para las redes.
Y anclados en ella, ni esperamos ni tememos. Solo somos ella,... para siempre.
2 comentarios:
Qué hermoso! qué hermoso es el sentimiento que nace en ti, que germina tan delicado como la semilla de alpiste.
comida para canarios son tus letras de amor y devoción.
Eres un ser hermoso mi querido Abraxas.
Te dejo mis besos de niña que te quiere con el alma.
qué hermoso!, ¡qué hermosas letras! son letras de amor letras hechas con devoción y germinan como la semilla de alpiste, listas para florecer en tierra fértil corazón, qué lindo eres mi querido Abraxas.
Te abrazo.
Publicar un comentario