Creo recordar que fue Chernenko, en su día Presidente del Soviet Supremo de la URSS, quien, advertido por un asesor de la influencia del Vaticano en los asuntos internos de Polonia, dijo sonriendo sarcásticamente:
- ¿El Papa un peligro para nosotros? ¿Cuántas divisiones de tanques tiene el Papa?
Supongo que el pobre murió sin darse cuenta siquiera de su propia estupidez.
Algo así le pasaría a algún pobre emperador romano cuando le advirtieron de la influencia de los cristianos o en el peligro que representaban los pueblos bárbaros del norte.
¿Peligro? –diría- ¿cuántas legiones tienen esos ignorantes bárbaros?, ¿y cuántas tienen esos desgraciados cristianos?
O bien los reyes aztecas cuando les informaron que habían arribado a sus costas dos o tres barcos de extranjeros de piel blanca.
¡Oh! - diría riendo- ¿os vais a asustar de un puñado de pordioseros locos? ¿O es que sois ustedes los que os habéis vuelto locos?
Y aún hoy seguimos razonando de manera igual de estúpida. Pues igual nos irá que a los anteriores.
- Lo que hace falta son más tanques, más jueces, más médicos, más profesores, más policías… De esta manera tendremos más respeto internacional, más justicia, más salud, más educación, más seguridad…
Desgraciadamente, la historia que más se repite es la de aquellos que dicen que la historia nunca se repite…
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