Somos, como dijo Falla a su amigo,
fantasmas del pasado en un mundo de muertos.
Sí, añado yo,
fantasmas de carne y hueso.
Somos seres del pasado
que venimos a gritar y a despertar a los muertos.
Somos hermanos de Juan el Bautista,
voz que clama en el desierto,
como león que ruge en la sabana,
como lobo que aúlla en la noche,
como gallo que canta en la mañana.
Somos un grito ancestral,
voz fuerte y celeste,
que como Jesús,
hará despertar nuevamente a Lázaro,
y lo hará vivir de nuevo.
Somos pocos,
pero la levadura es poca también,
y levanta, y fermenta toda la masa inerte
de harina, de sal y de agua.
Somos, en la metáfora del maestro,
los que hacemos sonar el clarín,
clarín que despierta a los dormidos,
que saca del sueño a las almas.
Somos como tigres,
que acechan en lo profundo del bosque.
Como serpientes
que surcan con cuidado el follaje,
y se aprestan a despertar del sueño a los durmientes.
Somos como el rayo, como el trueno,
que enciende cegadora luz en la noche
y en su bramido arranca el temor
de los pusilánimes.
Somos como torrente
que arrasa las tierras resecas,
como olas de la mar terrible,
que rompe en espumas,
como viento furioso
que abate las hojas secas.
Como sol cegador,
como fuego terrible,
que ardiente levanta
la piel sudorosa.
Y no habrá nada, ni nadie
que pueda seguir en su sueño,
en su trinchera acogido,
en su comodidad recostado.
No vinimos a traer paz,
trajimos la espada.
E igual que Jesús,
arrojó del templo sagrado
los sucios tenderos
con su látigo justo,
así lo haremos también.
Pronto, luego, o más tarde,
mas no lo dudéis.
Así será.
Está escrito.
1 comentario:
Precioso.
Y real y cierto.
La levadura va aumentando. Yo veo más día a día (qué buena cosa)
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