martes, 5 de febrero de 2008

LA MIRADA ENAMORADA

Nunca comprendí como se puede dudar del amor de alguien. Está tan claro... Solo hay que mirar a los ojos. Quizá ni eso. Seguramente un ciego lo sabría por el tono de voz. Seguramente los efluvios de Eros se desprenden por los poros de nuestra piel.
Miré sus ojos, sus ojos de dulzura. Sus ojos de miel, encendidos de mil brasas, riendo su alegría interior, bailando la antigua danza de los arroyos de la montaña. Miré sus ojos, pero vi su alma.
El alma enamorada tiene una mirada especial, que abraza sin manos, que habla sin palabras, que canta sin sonidos. Es fácil entender porqué los enamorados pueden guardar silencio. Es un silencio lleno que los envuelve, que los ampara, lleno de átomos de sus seres, de las pequeñas flechas de sus ángeles.
Veo un bosque y sé lo que ve. Miro el mar y siento las olas en su interior. Hienden el aire mis piernas, y mis manos, y anda junto a mí. Camino por el cielo, por los planetas, y está conmigo. Me siento en la luna, y está sentada a mi lado.
Por una mirada un mundo Por una sonrisa un cielo Por un beso,... no sé yo lo que te diera por un beso.
Pero... la mirada enamorada mira, sonríe y besa. Todo en un instante, todo veloz, tanto, que no se sabe de qué lugar viene. ¿De lo más profundo? No sé dónde está lo más profundo. Nunca podré llegar. El fondo del alma enamorada es inalcanzable, como el torbellino allende las galaxias, como lo profundo del bosque, como las entrañas del ardiente desierto.
Todo está allí, en una mirada, fugaz, pero eterna. En la eternidad del instante. En lo ancho del momento que no necesita futuro, que no tiene pasado. El amor borra el tiempo, lo vacía de significado. En los ojos sólo el espacio celeste y frío, el abismo desconocido que nos aborda sin tocar nuestra puerta, que nos quiere para él sin condiciones.
Y la mirada nos roba lo que creíamos nuestro, nos hace desconocidos de nuestro mundo pequeño. Nos limpia, abriéndonos la piel de nuestros pechos, como se abre la tierra para la siembra, como se abre el mar para las redes.
Y anclados en ella, ni esperamos ni tememos. Solo somos ella,... para siempre.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es precioso... mucho :) gracias por esta poesía en prosa sobre el amor, es cierto una mirada dice más que mil palabras, lo has descrito perfecto.

Un abrazo amigo

Anónimo dijo...

Así que tienes un blog eh? me alegro mucho. Yo también he abierto uno, está recién estrenado, pero pongo muy poco,apenas tengo tiempo, aunque la vocación empuja.
Te pasaré la dirección.
Un besote,
Altea

Anónimo dijo...

Felicidades Abraxas.....Adelante con tu blog..
Solamente decirte que, cuando la mirada te penetra en el Alma, como si te hiciesen una resonancia magnética para ver tus látidos, es cuando sabes que el pura, amable, la que deseas volver a ver una y otra vez... La que en la ausencia de ella, buscas en lo más prófundo de tus recuerdos, y lo único que quieres es que te vuelvan a mirar igual....Ariel me lo contó.

Anónimo dijo...

Gracias, P.Árbol.
Seguramente es como dices. Pasamos la vida detrás de un recuerdo que un día nos abriera las puertas del cielo.
Añoranza de eternidad, quizá.