Abramos nuestras alas
Saquemos nuestros pies de su entierro arenoso
y fijos nuestros ojos en el eterno azul,
abramos nuestras alas, pequeñas pero fuertes
y hendiendo el suave viento subamos la mirada
hacia el divino sol cuya alma nos da
aliento, vida y calor.
Anclados como estamos entre tierras y cielos,
puentes de cuerpo y alma, busquemos la armonía,
el sonido perfecto, para alumbrar sonrisas
en los ojos grises, en las manos abiertas,
en las bocas sedientas de nuestros hermanos,
forzando los músculos, aleteando en el viento,
sin buscar el descanso sin querer recompensa.
¿Qué somos? ¿Qué tenemos?
Somos solo aire suave que barre tus tristezas,
que disipa tus dudas, que hace nacer tu fe,
que aclara tus nieblas y que en el alba despierta
tu ser aún dormido, para que también pueda
volar ya, libremente hacia el cielo dorado
para hacer con tu plomo un purísimo oro.
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