Un señor va de cacería al África y lleva a su perrito. Un día, el perrito se aleja del grupo, se extravía y comienza a vagar solo por la selva.
En eso ve a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera.
Al ver que la pantera lo va a devorar, piensa rápido qué hacer.
En eso ve un montón de huesos de un animal muerto y empieza a mordisquearlos.
Cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice:
- ¡¡¡Ah, qué rica pantera me acabo de comer!!!
La pantera lo alcanza a escuchar y, frenando en seco, gira y sale despavorida pensando:
¡¡¡Quién sabe qué animal será ese. A ver si me come a mí también!!!
Un mono que andaba trepando en un árbol cercano, oyó y vio la escena.
Sin más, salió corriendo tras la pantera para contarle cómo la había engañado el perrito:
"¡Pantera estúpida, esos huesos ya estaban ahí! ¡Además, es sólo un simple perrito!"
La pantera, endemoniada, sale corriendo a buscar al perrito con el mono montado en el lomo. El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera con el mono y se da cuenta de que este último le había ido con el chisme.
¿Y ahora qué hago?, piensa todo asustado. Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la espalda, como si no los hubiera visto, y cuando la pantera ya estaba cerca para atacarlo de nuevo, el perrito exclama:
¡¡¡ Este mono hijueputa, hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no aparece!!!
De nuevo la pantera frena en seco, gira y sale despavorida, claro, no sin antes desquitar su ira y su hambre con el mono.
Me lo mandó un amigo, desconozco su autor.
7 comentarios:
Cuando era chica tenía un libro de fábulas parecidas a ésta. Me encantaban. Me seducía la inteligencia de sus protagonistas, todos animales.
:)
Jajaja, ¡que astuto!
Me ha gustado mucho.Ahora lo que me falta, es aplicarlo a la vida cotidiana.
¡Muy bueno! Te sigo leyendo. :)
Queridas amigas, gracias por vuestros comentarios.
Efectivamente, las fábulas se escriben para aportarnos alguna enseñanza sobre la vida.
El perrito era poca cosa físicamente, pero tenía inteligencia y astucia.
La pantera era fuerte y potente, pero se demostró una tonta cagona ante un pobre perrito.
Y el mono... que decir del mono... era un mezquino insidioso, un metomentodo y un adulador. Así acabó, como acaban todos los de su calaña.
Un abrazo.
Que bueno¡ ya podemos tomar buena nota. De nada nos sirve la apariencia, (como la pantera) si no sabemos utilizar hábilmente nuestra cabeza.
Gracias, un fuerte abrazo
Hola!!!
Pase a saludar y ver como estabas…
Saluditos.
Me suena este cuento, lo he leído en algún sitio.
Un saludo
Pues claro que te suena, compañero. Circula por internet, y me resultó tan fecundo en conclusiones que por eso lo quise incluir en mi blog.
Te llamo compañero, porque yo también soy, aunque no jubilado, pre-jubilado. De la banca.
Ahora que tenemos tiempo, dediquémoslo a lo que Platón llamó "divinos ocios". Visitaré tu blog.
Un abrazo desde Cádiz.
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