viernes, 19 de julio de 2013

MIS AMIGOS DEL CAMPO



















 


       Esperaba a unos amigos en el arcén de una carretera. Tardaban, y paseaba lentamente por las lindes de un sembrado cercano. Observaba cada cosa, y poco a poco me fui encontrando amigos que me hablaban.
   
      Tomé una larga espiga seca y al rato escuché una débil voz que parecía salir de ella. Me dijo:
      - Estoy feliz, aunque ya estoy seca. Dí fruto, y mis granos cayeron en tierra y la próxima primavera brotarán.
      - Enhorabuena, espiga de avena, tu vida fue fecunda. Diste vida.
   
      Al poco me llamó un canto rodado. Lo cogí y lo miré. Era extraño. Las demás piedras eran feas y llenas de aristas. Y esta no. Y escuché un susurro:
      - Soy una piedra que he viajado mucho. He andado muchos caminos, y por eso soy suave y no tengo aristas. Te podría contar mil historias.
      - Seguro, veo que has sido una piedra con una vida interesante. Y has conseguido acercarte mucho a la perfección. ¡Si casi eres ya una esfera!
   
      Me susurró, con voz queda, una canalización de riego, por la que el agua fluía mansamente.
      - Llevo agua. Y el agua es muy sabia, siempre fluye hacia abajo, porque busca la mar. Ansía buscar a la mar, y por eso busca lo bajo. Creo que pronto la encontrará, no estamos lejos.
      - Muy sabia, le dije. Y tu eres un buen amigo, le ayudas.
   
      Levanté la vista hasta un enorme y frondoso pino silvestre.
      - Soy grande y alto porque estoy solo…
      - Ya veo, ya veo… ventajas de la soledad…
   
      Bajé la vista y me habló la cizaña.
      - Aquí donde me ves, soy más fuerte que esos maizales que ves allá. Donde yo entro no queda nada. Soy fuerte, pero a veces pienso que mi fuerza es dañina…
      - Sí, quizá. Deberías pensar un poco en eso… deja que los demás vivan ¡hombre! no lo quieras todo para ti. Terminarás siendo temida y odiada…
   
      Y también me hablaron los maíces.
      - ¿Ves? Estamos todos juntos, y así nos abrigamos del viento. Juntos nos protegemos y somos felices.
      - Bien, bien, les dije, pero de vez en cuando salid a pasear solos. Aunque tengáis que soportar el viento, veréis muchas cosas nuevas que nunca veis dentro del maizal. Da un poco de miedo al principio, pero… merece la pena.
   
      Decididamente -pensé- la Naturaleza es el libro que contiene mayor sabiduría…


   
   

5 comentarios:

Brisa dijo...

Ciertamente amigo y tener el privilegio de contar con su cercanía, seguro que logra que todo fluya más y mejor.

Creo que en está historia, lo que tiene más valor es la capacidad de escucha de su protagonista, sino fuera por ello, se habría perdido cualquier conversación.

Un abrazo

Francisco dijo...

Esta pequeña historia de los habitantes del campo es maravillosa.
Francisco

Francisco dijo...

Esta historia de los habitantes del campo es maravillosa, la naturaleza nos habla en cada hoja, en cada flor, a través de la lluvia, las montañas, las nubes, las estrellas tienen algo que decir al que sabe escuchar...

Francisco dijo...

Justo el día de ayer una persona que creció en el campo, ahora tiene 72 años, me decía que cuando niño cuidaba un rebaño de ovejas, y hablaba con los arboles, las aves y las plantas en su lugar natal... después vino a la gran ciudad y lo olvido, solo hasta recién ha comenzado a recordar esas vivencias de su niñez-juventud... me lo ha confiado con satisfacción en el alma... Yo pienso que la comunicación es espiritual, bi-direccional; Brisa, en verdad no todos tienen esta capacidad.
Francisco

Francisco dijo...

Justo el día de ayer una persona que creció en el campo, ahora tiene 72 años, me decía que cuando niño cuidaba un rebaño de ovejas, y hablaba con los arboles, las aves y las plantas en su lugar natal... después vino a la gran ciudad y lo olvido, solo hasta recién ha comenzado a recordar esas vivencias de su niñez-juventud... me lo ha confiado con satisfacción en el alma... Yo pienso que la comunicación es espiritual, bi-direccional; Brisa, en verdad no todos tienen esta capacidad.
Francisco