sábado, 23 de abril de 2011

AGRADECIMIENTO Y DEVOCIONES


Nada hay más gozoso para un alma que saber que pudo encender en otra más grande las chispas iniciales y balbucientes que muy pronto, como el fuego en la leña seca, se convertirían en un gran fuego con el que encender otros fuegos, y al que pudieran acercarse otras almas ateridas a reconfortarse.

Las ascuas de esta nueva hoguera, ya refrenado su comienzo vigoroso, deberán de permanecer en el tiempo, mansas, dulces y benignas, bendiciendo el espacio, atemperando el invierno, desentumeciendo los cuerpos, encendiendo los ánimos.

Dios bendice la recia leña, pero maldice la liviana paja, más encendida y luminosa en su nacimiento, pero sin materia esencial que se sacrifique en el fuego, como la leña, para entregarse a lo negro y consumirse como la humilde pero santa ascua, que, tras la fuerza y belleza del fuego radiante en nuestro hogar, aún pareciendo oscura y decrépita, mantiene en su rojo corazón el calor que nos mantiene a lo largo de toda la noche invernal.

La leña es fuego que aún no lo sabe. Encerrado entre sus íntimas fibras guarda el secreto de sus llamas futuras. En cada átomo guarda un destello, un rayo de luz, un abrazo de calor. En el bosque, nuestro padre Sol ha dispuesto su luz y su calor en miles de ramas, en miles de troncos. Ha creado el árbol a su imagen y semejanza. Solo una chispa, en el calor del mediodía, y surge de nuevo el sol en la tierra. ¿Fue la chispa? ¿Fue la leña seca, ansiosa por arder, devolviendo así al sol lo recibido?

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Cuentan que un Rey español, de vida regalada, cuyo nombre no recuerdo ahora, se perdió en el bosque estando de cacería, y tras deambular por el mismo largas horas, acertó a tropezar con una humilde casa construida, seguramente con penas, en un claro.

Acercándose a ella, halló a un viejo leñador, que le recibió, sin saber de quien se trataba, humildemente y se interesó por su situación. Viéndole cansado, le acomodó, y pensando que tras recorrer el bosque entero tendría hambre, se dispuso a prepararle algo de comida. Tampoco recuerdo que clase de comida le preparó, pero fue su comida acostumbrada, comida de leñador de bosque, frugal y sencilla.

Tras la comida y un pequeño descanso, el hombre le fue guiando por el bosque, que él conocía bien, hasta encontrar a los cortesanos que le esperaban preocupados. Allí, el humilde leñador supo que había cobijado al Rey. Vuelto a la corte, y vuelto a su vida abundante, este rey, que tuvo siempre fama de melancólico y triste, se sumió una vez más en la tristeza, que le llevó incluso a dejar de comer. Los médicos no encontraban la forma de animarle, temiendo por su vida, día a día más tenue.

Por alguien se enteraron de que un día, tras terminar una cacería, había alabado la comida que le había ofrecido un leñador que le cobijó estando perdido en el bosque. Por supuesto mandaron inmediatamente a buscar a aquél hombre, que, llevado a la corte, indicó la receta de aquella tan celebrada comida.

Llevaron al buen hombre ante el Rey para que él mismo diera su visto bueno a la comida que iban a prepararle. Un cortesano puso la receta en manos del Rey. Cuando éste la leyó, llamó pronto al leñador a sus aposentos, y agradeciéndole su gesto y su lealtad le dijo: - Gracias, buen hombre, por tu receta, pero no puede servirme.- ¿Porqué, Señor, no come? Coma lo que yo le prepare o cualquier otra cosa. De otro modo vais a morir.- -No me sirve tu receta –contestó el Rey-, porque al final de ella has escrito: “Sobre todo ha de comerse con mucha hambre”

Un Rey, un leñador, una comida. ¿Fue la excelencia de la comida? ¿Fue el hambre del Rey? ¿Qué fue lo que aquél día en el bosque motivó que la vida volviera a cada célula de su cuerpo? ¿Cómo ocurrió el milagro de que el Rey, perdido en el bosque, disfrutara del placer, para él ya olvidado, de la comida, y su cuerpo recibiera la oleada de vida, también nueva, que penetró en su sangre, casi en su alma, llevada por aquella pobre comida? .........



viernes, 15 de abril de 2011

sábado, 9 de abril de 2011

COPIAR Y PEGAR


Todo el mundo sabe hoy día en qué consiste esta sencilla herramienta que usamos continuamente en Internet. Se busca algo en la red, se selecciona lo que a uno le interesa y se copia en el propio ordenador para uso propio. No tiene nada de malo, incluso a veces es muy útil, y se puede recoger así multitud de cosas que otros han creado. Nos sirve para reflexionar con más tranquilidad sobre un texto ajeno, para atesorar una imagen que nos sugiere mucho, para examinar detenidamente una grabación o película que nos impactó. Y, en el tiempo, poder volver sobre ello, extrayendo un poco más que la primera vez que la encontramos. La misma foto que incluyo al principio del texto la he obtenido de internet por este mismo sistema. Espero que las chicas no se ofendan, ya que, al fin y al cabo, si están en la red es que son públicas.

El problema comienza cuando se habitúa uno a esto, dándole un uso de suplantación de la propia creación. Me explico.

¿Para qué hacer algo, si ya está hecho? Se preguntan los copiones. Y seguro que es mejor que lo que yo pueda hacer. Solo basta buscarlo en el buscador de Internet y copiarlo. Y ya está. Me he ahorrado tiempo y esfuerzo, y además será mejor que lo que yo nunca pudiera hacer. Aprendamos de los que lo hacen bien otros –se dicen-

Bueno –pienso yo siempre- esto tiene truco. Y, dándole vueltas al asunto, el truco es muy fácil de descubrir. Es el viejo asunto del plagio, tan extendido hoy, gracias a que las creaciones son siempre públicas mediante la red de redes, lo que facilita la copia.

Estoy de acuerdo en que lo copiado puede ser mejor que lo que el copión logre hacer, en que toma menos esfuerzo y en que ahorra tiempo. Estoy también de acuerdo en que hay que aprender del que sabe hacerlo bien.

Pero… hay muchos peros.

El copión ¿aporta algo a los demás? No, ya estaba aportado.

El copión ¿mejora sus aptitudes? No, no usa sus aptitudes propias ¿cómo habría de mejorarlas?

¿El copión aprende del creador de lo que copia? Es evidente que no. Simplemente le gusta lo que hizo y lo copia. No mejora su creación, ya que su creación está ausente. No pretende usarla para nada. La ignora, no cree en ella, no la pone en marcha.

¿El creador ahorra tiempo? Creo más bien que lo pierde, ya que el tiempo mejor usado es el tiempo de crear, cualidad específica del ser humano, con lo que al copiar está perdiendo el tiempo, utilizándolo en copiar en lugar de crear.

¿Le es más útil? Tampoco. Lo que es útil a un ser humano es emplearse a fondo en crear algo personal. Eso sí es de su propia utilidad, ya que hace crecer sus capacidades como creador, posiblemente lo único en lo que nos asemejamos a los dioses. Hacer eso lo hace más inútil cada vez que lo hace.

Este asunto parece que se agota con lo que he dicho hasta ahora, pero hay más, mucho más y mucho más importante.

¿No habéis visto a menudo a personas repetir como loros, sin la menor convicción (por lo que fácilmente se les descubre) lo que otra personas han dicho? Ocurre mucho en la política, en el arte, o en la filosofía. La moda, o las disciplinas de partido, imponen a sus siervos qué deben decir, qué deben hacer, y, aún más, cómo deben decirlo o hacerlo.

He visto segundones de líderes repitiendo las mismas palabras que su amado jefe, y no solo eso, sino utilizando el mismo acento, los mismos gestos, los mismos movimientos… Si se pusiera una careta de su jefe nos creeríamos que estábamos escuchándole en vez de al que le imita.

Los “escritores” lo tienen más fácil, porque no se les ve. Simplemente, toman un párrafo de aquí, otro de allá y otro de acullá, lo meten en la coctelera y ¡zas! Ya está. Solo falta firmarlo. Esto en los textos. Pero en las ideas se hace exactamente lo mismo. Un plagiador lee a un filósofo, ensayista o pensador y ya está. Ya tiene lo que va a dar al público, con su firma, claro. Supongo que consistirá en lo poco, o poquísimo, que logró entender del autor, con lo que, además, está tergiversando y enrevesando sus ideas. Para comprobarlo es fácil: lean cualquier comentarista de Platón, o de las enseñanzas hindúes de los Vedas, de la Biblia hebrea o de cualquier otra cosa. Pero como cuenta con que el gran público no se atreve con tan altos pensadores, él se lo da mascado. Y totalmente erróneo, añado yo.

Cierta vez escuche una serie de canciones de una famosa cantante española, allá por los años 80. Me gustaron, mucho más por la música que por la letra, a la que nunca suelo atender por ser casi siempre vulgar. Esa música, esa música… me suena… Y por supuesto que me sonaba. Había copiado, nota por nota y compás por compás, íntegro, el pequeño libro de Anna Magdalena Bach, del que algunas de sus piezas estudiamos en los primeros cursos de piano en el conservatorio. Y vendió discos como churros.

Y digo yo:
Si nadie piensa por su cuenta, sino solo copia.
Si nadie escribe con su pluma, sino solo copia.
Si nadie actúa con sus características personales, sino tan solo copia.
Si nadie es él mismo, sino tan solo quiere imitar y copiar a otro.
Si nuestra vida se resume en copiar lo que hacen los pocos creadores que quedan

¿qué ocurrirá cuando todos copiemos y nadie cree?
¿a quién copiaremos entonces?

Nuestra época se conocerá como la de los hombres que copiaban a otros.
Pobre herencia.



martes, 5 de abril de 2011

VIVALDI...

YO SOY ABRAXAS

Escultura de Nilda Rosa Guillén. Gracias, Nilda.

YO SOY ABRAXAS

Yo soy Abraxas.
Y canto en la noche profunda,
empeñado en romper su negrura,
e invocar con mi canto
la luz de la aurora.

No canto en las luces,
ya que luces parecen
lo que sombras son.
Sombras de sueño y dolor,
ávidas de luz y color.

Recorro la tierra,
arrastrando mi pies doloridos,
ahondando raíces,
abriendo los surcos profundos
de la tierra negra y vacía.

Del alfa al omega
todo es mío y por siempre.
Del todo es mi sangre,
mi vestido entero
mi cuerpo y mi ser.

Y la tierra surte
de savias mi tronco.
Y la savia provee
de sonidos mi voz,
la que canta a la luz.

En lo oscuro defiendo
mi ser con mi escudo,
y mi látigo ahuyenta
fantasmas terribles
que en la aurora morirán.

Mis estrellas me cubren
en mi huevo sagrado.
Estrellas que llaman
por poder de mi canto
al sol que vendrá.

Recorro un oscuro camino,
solitario y terrible
que lleva al enigma,
a la puerta escondida
del templo sagrado y secreto.