sábado, 16 de diciembre de 2017
PACIENCIA
Hoy quiero reflexionar sobre la paciencia, porque es una fuerza del alma olvidada y denostada en nuestros tiempos, lamentablemente. Se ve que los predicadores lo han explicado mal, quizá porque tampoco llegaron a entenderla, ni a darle el inmenso valor que aporta al ser humano.
Y creo que es necesario descubrirla y, además, aprenderla y desarrollarla en nuestro ser interior, porque, al decir de Aristóteles, es una virtud moral, que no intelectual, y por lo tanto no se conquista por la mente, sino por el esfuerzo del hábito consciente, constante y perseverante.
A mi parecer no es conformismo, ni esfuerzo que se hace por necesidad, de mala gana, por la imposibilidad de obtener resultados inmediatos de nuestros actos. Tendríamos que aprender de la Naturaleza para comprenderla.
El sembrador no espera tener un árbol dándole frutos al día siguiente de meter la semilla en tierra. Cualquier hombre de campo se reiría si le dijéramos que queríamos eso. ¡Absurdo! –diría-, todo lleva su tiempo. Pero los hombres de ciudad no lo entendemos. No sabemos ni de tiempos, ni de ciclos, ni de casi nada de la vida natural. Han querido convencernos de que el resultado de nuestro trabajo puede y debe ser inmediato. De otro modo, simplemente, no merece la pena.
Pero el sembrador sabe que, para obtener más grandes resultados a veces no es necesario esfuerzos más grandes, sino mayor paciencia. Y, además, no le molesta esperar. Disfruta con cada paso que da su árbol en el desarrollo de su ser. Así, ama la semilla, ama el brote primero, ama la infancia, la juventud, y la madurez de su futuro árbol, como ama sus flores, los insectos que las fecundan, y finalmente, sus frutos.
Muchos cuadros famosos he visto del sembrador, y en casi todos, el pintor, claramente con intención, lo ha presentado haciendo su labor a la puesta del sol. Seguramente será porque el ocaso de la vida es el tiempo del hombre en el que comprende mejor el valor de la paciencia, y se tienen las ansias de que algo viva para beneficio de los demás cuando él falte…
Esto es algo muy sugerente. Siembra para un futuro que no vivirá.
¿Hay actitud más generosa? ¿Hay mayor prueba de amor?
Está claro que la paciencia nace del amor, y de todas sus potencias. El que ama llega a desarrollar la comprensión, comprende lo que es la fe en sus actos, es humilde, y deposita la esperanza del fruto de su trabajo en el altar de los dioses.
Él es solo su mano.
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