martes, 4 de noviembre de 2014

MIS AMIGOS DEL CAMPO





















       Esperaba a unos amigos en el arcén de una carretera. Tardaban, y paseaba lentamente por las lindes de un sembrado cercano. Observaba cada cosa, y poco a poco me fui encontrando amigos que me hablaban.
   
      Tomé una larga espiga seca y al rato escuché una débil voz que parecía salir de ella. Me dijo:
      - Estoy feliz, aunque ya estoy seca. Dí fruto, y mis granos cayeron en tierra y la próxima primavera brotarán.
      - Enhorabuena, espiga de avena, tu vida fue fecunda. Diste vida.
   
      Al poco me llamó un canto rodado. Lo cogí y lo miré. Era extraño. Las demás piedras eran feas y llenas de aristas. Y esta no. Y escuché un susurro:
      - Soy una piedra que he viajado mucho. He andado muchos caminos, y por eso soy suave y no tengo aristas. Te podría contar mil historias.
      - Seguro, veo que has sido una piedra con una vida interesante. Y has conseguido acercarte mucho a la perfección. ¡Si casi eres ya una esfera!
   
      Me susurró, con voz queda, una canalización de riego, por la que el agua fluía mansamente.
      - Llevo agua. Y el agua es muy sabia, siempre fluye hacia abajo, porque busca la mar. Ansía buscar a la mar, y por eso busca lo bajo. Creo que pronto la encontrará, no estamos lejos.
      - Muy sabia, le dije. Y tu eres un buen amigo, le ayudas.
   
      Levanté la vista hasta un enorme y frondoso pino silvestre.
      - Soy grande y alto porque estoy solo…
      - Ya veo, ya veo… ventajas de la soledad…
   
      Bajé la vista y me habló la cizaña.
      - Aquí donde me ves, soy más fuerte que esos maizales que ves allá. Donde yo entro no queda nada. Soy fuerte, pero a veces pienso que mi fuerza es dañina…
      - Sí, quizá. Deberías pensar un poco en eso… deja que los demás vivan ¡hombre! no lo quieras todo para ti. Terminarás siendo temida y odiada…
   
      Y también me hablaron los maíces.
      - ¿Ves? Estamos todos juntos, y así nos abrigamos del viento. Juntos nos protegemos y somos felices.
      - Bien, bien, les dije, pero de vez en cuando salid a pasear solos. Aunque tengáis que soportar el viento, veréis muchas cosas nuevas que nunca veis dentro del maizal. Da un poco de miedo al principio, pero… merece la pena.
   
      Decididamente -pensé- la Naturaleza es el libro que contiene mayor sabiduría…


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