sábado, 27 de noviembre de 2010

ADIVINOS


Cuentan que se rodaba una película , a mediados del siglo pasado, en el perdido oeste americano El equipo de rodaje desplegó al amanecer y en mitad del llano toda su habitual parafernalia de cámaras, equipos de iluminación, camiones de vestuarios, etc.

Al mediodía estaba ya todo dispuesto para el rodaje de las primeras escenas esa misma tarde. Para sorpresa de todos vieron llegar una cabalgadura a lo lejos, levantando polvareda. Ya más cerca pudieron divisar la figura con más detalles, se trataba de un indígena del lugar, que vestía el atuendo propio de su tribu. Se detuvo cerca de ellos para interesarse por el motivo de tal despliegue.

-Vamos a rodar una película aquí- dijo el director.
-Bien. Bien. Lugar hermoso. Nuestra tribu ayudar, si necesario- dijo el guerrero indio.
- ¿Es usted el jefe de la tribu?
- No. Ser solo hechicero.
- ¿Sabría usted si lloverá esta tarde?
- Tarde llover.
-Bien, gracias, mucha suerte en su viaje de vuelta. Y presente nuestros respetos al Gran Jefe.

Marchó el indio, y todos rieron de su arrogancia.
A la tarde, estaban todos los focos encendidos, las cámaras preparadas, los actores vestidos y en disposición de comenzar los primeros planos cuando… una repentina y fiera tormenta descargó sobre todos un inmenso diluvio. Recogieron todo tan rápido como pudieron y, nada más terminar, apareció un sol glorioso tan de repente como apareció el aguacero.

Será cuestión de consultar mañana al hechicero –dijo el productor al director- Puede que, al ser de esta tierra, sepa fielmente qué sucederá mañana con el tiempo. No quiero arriesgarme a que se me deteriore todo el material.

A la mañana siguiente volvió el indio por allí. Nada más verlo le preguntó el director:

- ¿Lloverá esta tarde, gran hechicero?
- No saber, rostro pálido, averiarse transistor…

Este pequeño chiste puede resultar muy ilustrativo para lo que pretendo exponer.
A veces mi hijo me pregunta si lloverá mañana, o pasado mañana. Y yo soy gaditano, y todo gaditano es bastante buen meteorólogo y sabe más o menos lo que ocurrirá en la atmósfera salvo cambios imprevistos en los vientos. Por supuesto para el ámbito, en el caso de la capital, de su entorno, es decir, de la bahía de Cádiz. Así que le hago mi predicción, y casi siempre acierto.

La cuestión es que él no puede saber en qué factores se basa mi predicción, por lo que para él soy… ¡un adivino!

«Eppur si muove»

Galileo Galilei fue condenado a cadena perpetua por el Santo Oficio, y obligado a retractarse de sus demoníacas teorías sobre los movimientos de los astros en nuestro sistema solar, con las que desbarataba la hasta entonces imperante doctrina del geocentrismo y establecía el modelo heliocéntrico en nuestro sistema.

Es muy probable que la gente vulgar pensara que sus afirmaciones eran adivinaciones hechas con ayuda de conjuros o de entidades del mundo infernal. Simplemente no podían entender sus descubrimientos, o simplemente, no les interesaba. El poder del momento les había dicho lo que habían de creer, so pena de seguir sus pasos a la cautividad. Así pues, Galileo era simplemente un “poseído por los demonios”, y sus teorías eran “peligrosas”.

Del gran músico y excelente violinista Nicolo Paganini se cuenta que terminó una sonata de violín con una sola cuerda en su instrumento. Alguien se había ocupado de serrar al límite todas las cuerdas, y solo la prima resistió hasta el final. La gente vulgar no podía creer lo que estaba contemplando, era imposible –pensaban-, solo sería posible hacerlo con el producto de la venta de su alma al “Maligno”.

Se podrían poner ejemplos hasta cansarnos, pero la conclusión que quiero extraer es la de que, para la gente ignorante, cualquier situación que exceda su escasa capacidad de comprensión será considerada como consecuencia de una ayuda externa, generalmente obtenida acudiendo a poderes malignos y peligrosos.

No hay nada que más asuste al ignorante que lo inusual o incomprensible, lo maravilloso o lo inexplicable. Ante la presencia de un poder superior, el pánico les envuelve, y se unen, capitaneados por los mediocres, para derribar a quien se sitúe fuera de su comunidad de ignorancia.

Vi no hace mucho una excelente película, que os recomiendo, titulada “El Greco”. En uno de sus pasajes, Tiziano, conversando con Doménico, le recomendaba:

- No muestres nunca demasiado clara la verdad. No la podrían soportar.
Esto es, en general, lo que los mediocres nunca podrán soportar. Alguien que, como Sócrates, les muestre su incapacidad para captar y aceptar las grandes evidencias.

Virgencita, que me quede como estoy…




lunes, 22 de noviembre de 2010

miércoles, 17 de noviembre de 2010

ABRE FÁCIL



Estaba yo en la ferretería, comprando un cincel y un martillo para abrir una lata de abre fácil, cuando me encontré con mi amigo Manolo y…
Tip, de Tip y Coll, humorista.



Yo ya soy, digamos, de cierta edad, y mira que he luchado por mi aggornamento, pero los envases modernos aún me presentan un reto casi insalvable.

Cuando me encuentro ante uno de ellos, sea leche, bolsa de patatas fritas, latas, o lo que sea, me paso un rato observándolo con miedo, adivinando de antemano todo lo que me va a suceder. Un pequeño sudor frío me baña el rostro y mis manos tiemblan imperceptiblemente.

Trato de relajarme un par de minutos, me juro solemnemente mantener la calma, no irritarme, no insultar al fabricante y reprimir mis irrefrenables deseos de tirar el envase por la ventana.

Tengo formación técnica, y soy lo que llaman un manitas, por lo que siempre me propongo firmemente que un estúpido envase no supere mis reconocidas habilidades manuales. Tranquilo, aunque temiéndome lo peor, paso un buen rato observando detenidamente cada centímetro cuadrado del engendro, tratando de averiguar qué es lo que pensó el hábil diseñador, que el infierno lleve, para conseguir su apertura.

A veces, tras este delicado proceso no concluyo nada definitivo, y nunca encuentro ningún atisbo o indicio que me oriente por donde empezar. Así y todo hago los intentos que me dicta mi sentido común, pero sin resultados o, lo que es mucho peor, con resultados catastróficos.

Si abro la caja de leche, tengo a mano una esponja de cocina, pues ya sé que a la primera abertura el zumo de teta llegará hasta la pared. Y si se trata de un bote de medicinas o de limpiadores caseros, de esos que tienen un tapón inabrible, anti-niños y anti-adultos, hago acopio de fuerzas en los músculos de mi mano.

-Recuerda, Miguel, apretar bien hasta el fondo, y, sin soltar la presión, girar en el sentido contrario a la de las agujas del reloj. ¡Y yo con artrosis en las manos! ¡Coño, ¿hay que ser boxeador para abrir esto?!-

Si pretendo abrir un plástico hermético de lonchas de embutidos es más fácil, voy directamente a coger la tijera y me olvido del abre-fácil. Je, je… a cortar por lo sano, que es lo mío.

Las latas ya son otra cosa. Me pongo los guantes de seguridad para no cortarme, tiro de la anilla y ya está. Eso pienso, pero... ¡ya me he quedado otra vez con la anilla en la mano…! ¿Y ahora qué? La punta de un destornillador nunca me fallará –me digo- Por supuesto no falla, pero además de abrir la jodida lata, engraso el destornillador, mi mano, mi ropa y el suelo. ¡Fregona, fregona!

Todo, todo, pero todo, está envasado con seguridad. Tanta seguridad que se necesita un especialista, especialista de los de las películas, tipo Bond, James Bond, para desenvasar lo que con tanta seguridad se envasó. El queso está envasado, el desenvasador que lo desenvase buen desenvasador será…

Esta misma mañana, en la cocina, al ir a coger otra cosa, vislumbré dentro de un armario un pequeño envase de plástico rígido que contenía unos deseables bombones. Tomaré uno –me dije-, total, uno solo no es pecado contra el dios colesterol.

¡Qué idea nefasta! El fuerte deseo me impulsó a la dura batalla de abrir el envase. Observé atentamente. ¡Ya lo tengo! La etiqueta del producto envolvía el paquete en todo su perímetro. ¡Te cogí, diseñador! ¡Me lo has puesto fácil… Lo quité, con una tijeras, claro, no creo que nadie fuera capaz de ver su principio ni su final… Pero… había más trampas. No veía nada que pudiera ser tal... Observé, con ayuda de una lupa, la unión entre el cuerpo del envase y la tapa. Era perfecta, pero no veía nada que pudiera ser un obstáculo para la abertura. Cogí una pequeña navaja para pasearla por la unión concienzudamente. Triunfante, hice el intento de deshacer tan burda trampa. ¡Nada! Solo se abrió un pequeño trocito por un lateral. Forcé la máquina, dispuesto a no dejarme vencer…

¡Zás! ¡Cataplássss! El envase estalló en trozos, dejando caer su dulce contenido.
¡Te jodí! Me voy a comer a tu salud uno… o dos bombones, y tu, puñetero envase, ¡a la basura!

Y pensar que los plátanos son tan fáciles de abrir… Una vez más la Naturaleza nos gana en sabiduría.

viernes, 12 de noviembre de 2010

"INVENTORES"


Leía esta mañana en el Diario de Cádiz las declaraciones de un señor, Inspector de Educación e inventor del método ABN, tal como indicaba el titular de la entrevista, y Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, según su curriculum.

Y… ¿qué había inventado? Claramente se desprendía del gran titular, que decía así:
“Libremos a los niños del martirio de hacer cuentas”.

Y comenzaba así:
“Hay que acabar con ellas cuanto antes. Enseñar a hacer cuentas es antinatural y no sirve para nada en la vida diaria. Libremos a los niños de ese martirio.”

Añadía más adelante que no se puede, haciendo cuentas, razonar lo que se hace. Como si las matemáticas fuera cuestión de razonar. Aduce, además, que hoy ni los comerciantes hacen cuentas, que ya las calculan con las máquinas.

¡Espléndido! Continuando con su notable razonamiento, ¿para qué estudiar filosofía, si todo ya está escrito en los libros? ¿y para qué estudiar griego o inglés, si existen los traductores automáticos de Internet y, además, son gratis?

Más adelante descubre que el problema de las matemáticas es que “son abstractas”, y como tal no es posible razonarlas, así que los niños no pueden comprenderlas. Como conclusión podríamos decir que es preciso desechar todo estudio de lo abstracto, sin tener en cuenta que lo más válido en la formación y en la vida del hombre es abstracto, es decir, no tiene materialidad. ¿Alguien puede pesar una amistad? ¿Alguien puede medir una cantidad de vida? ¿Alguien puede hacer el esquema de un amor?

En verdad no me preocuparía si esto fuera solo el caso aislado de “un gran inventor”, sin que su “invento” fuera tomado en cuenta y sin producir repercusiones en la vida diaria. Pero no es así. Esto es lo que de verdad me preocupa.

En nuestra actual cultura “moderna” existen muchos inventores como este señor. Yo preferiría que sus inventos los hicieran con gaseosa y no con ingredientes mucho más dañinos y peligrosos, usados además encaramados en un cargo que asume y ejerce responsabilidad sobre muchos miles de seres humanos indefensos.

El modernismo tiene la vista muy corta. No ve más allá de cincuenta o cien años. Cree que todo está por inventar. Y esto es así porque desdeña por inútil la labor de la humanidad en los últimos milenos. Me parece ridículo, ya que, y más al contrario, pienso que no hay nada nuevo por inventar acerca de la naturaleza del hombre. Todo fue ya inventado. Y quien piense que ha inventado la pólvora se equivoca, porque ya la inventaron los chinos, aunque a lo mejor es que él no lo sabe, no se acuerda o prefiere ignorarlo.

Si Leonardo da Vinci, Einstein, Niels Borh, Petrarca, Platón, Kant, Confucio, Shakespeare y muchos más levantaran la cabeza y contemplaran la estupidez en la que estamos sumidos, desearían volver a morir inmediatamente.

“Sabios” que han eliminado la filosofía de los planes de estudio, por “inútil”, que intentan eliminar las matemáticas básicas, por “abstractas”, la herencia de las antiguas culturas por “infantiles”, los principios éticos por “encorsetantes” y “represivos”, el arte antiguo por “anticuado”, el pensamiento por “ocioso”, las normas de convivencia por “anacrónicas”, la poesía por “incomprensible y delirante” y muchas otras cosas que se os ocurran porque “no nos sirven de nada en nuestra época moderna”.

Parecería como si nuestra humanidad actual quisiera hacerse voluntariamente huérfana y renunciara por nada a todo el legado que, durante milenios, han construido con su esfuerzo muchos otros seres humanos que, pensándolo bien, tenían los mismos problemas e inquietudes que el hombre de hoy.

Enhorabuena, amigos. Habéis conseguido para la humanidad la mayor y más cruel orfandad que pudiera concebirse.


miércoles, 10 de noviembre de 2010

ALEGRÍA Y TRISTEZA


“Si estamos tristes entristecemos a todo el barrio”
Esto decía Facundo Cabral, y aún suponiendo que estar triste es cuestión nuestra, a lo segundo me parece que no tenemos derecho.
Yo creo que la tristeza la deberíamos desterrar de nuestras vidas, porque no nos es de ninguna utilidad y además nunca tenemos motivos para estarlo. Y si por un momento pensamos que tenemos motivos… pues habrá que superarlos.
No conlleva sino mal para nosotros y, lo que es peor, mal para los que nos rodean.

“Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara” decía Khalil Gibran.
Y lo explica muy bien, creo, según yo lo interpreto. La alegría es nuestra tristeza, pero sin máscara. Y me pregunto ¿por qué hemos de ponerle máscaras a nuestra tristeza? ¿No sería mejor mostrar nuestra alma sin máscaras y así sería solo alegría lo que transmitiera?

Creo que solo hay una fuente de la que manan los sentimientos y es la misma agua la que surge siempre, pero ¿no es mejor que esa agua fluya clara y cristalina a que lo haga turbia y gris? ¿De dónde viene nuestra manía de ensuciarla?

Con el tiempo uno se da cuenta que es mejor lo primero, pero antes hay que sufrir lo segundo… hasta que uno se convence de no tiene ningún sentido.

Es fácil estar triste. Es difícil, pero benéfico para uno y para todos, estar alegre.

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses, hija del Elíseo…! Esto canta la novena sinfonía de Beethoven.

Sí, destello hermoso y reflejo de los dioses. Nunca podré imaginar un dios triste, siempre los imaginaré radiantes de alegría.


martes, 2 de noviembre de 2010

MUJER...


El vuelo de tus faldas me enamora,
su ritmo, su belleza y armonía,
habita, dulce, en mi alma noche y día,
y en mis ojos en horas y deshoras.

Es la tierra, su fuerza y sus entrañas,
que vive en tu cuerpo iluminado,
y en mi cuerpo celeste y desarmado
desata y bullen tormentas extrañas.

El alma del planeta canta en tí
canciones olvidadas del Creador
con letras de parto, dolor y amor
y dulces notas que escritas leí.

Camina, caminando mueve el aire,
y en enigmáticas ondas se agita,
envidia me da a veces que te quita
tu belleza espléndida en desaire.


lunes, 1 de noviembre de 2010